Capítulo 48.
Una extrema pesadez invadía mi sistema gracias al cansancio. Lentamente, moví mi cuerpo y mi cabeza hacia un lado, buscando calor. Ni siquiera tenía la intención de abrir los ojos.
Me sentí reconfortada junto a la calidez de un cuerpo pegado a mi piel. Unos suaves besos se posaron sobre mi frente y fruncí el ceño.
—Me has puesto en una posición terrible cuando decidiste que yo te despertara —la voz de Adrián llama mi atención a pesar de que era como un vago y suave eco.
Me acurruqué mucho más en el abrazo que me estaba cubriendo, recostando mi cabeza y mi mejilla sobre uno de sus fibrosos brazos. Realicé una leve mueca de disgusto, pero más fuerte fue su abrazo protector.
—Hoy es uno de esos días en los que me pregunto el por qué decidí estudiar una carrera tan compleja y sacrificada —me quejo bajito, sin querer salir de su abrazo tan acaparador.
Sentí que sonrió y posó un beso sobre mi cabeza.
—No es tan compleja —me sigue la corriente.
—Tal vez para ti no, pero es que tú no eres normal.
—Ah, ¿sí?
—Sí.
—Entonces, deberíamos aprovecharnos de mi situación y puedes ir más tarde al hospital. Ahora mismo, quien puede pasar por encima de ti en el aspecto laboral está acostado a tu lado. Quédate y duerme un poco más —solicita esperanzado, aunque en el fondo él sabía que no aceptaría.
Me senté y estiré mis brazos con los ojos soñolientos. Él se sentó junto a mí, mientras las sábanas descendieron hasta nuestras caderas.
—Deberías inculcarme el buen ejemplo para ser responsable y mejor persona en el aspecto laboral —bufé, pero él me sonrió.
—Buena persona ya lo eres. La mejor de todas para mí —estiró sus fibrosos brazos, lo que causó que yo le diera un inocente repaso—. De todas formas, lo harás y te largarás —asumió, posando un beso sobre uno de mis hombros—. Buenos días.
Y qué manera de despertar y comenzar el día... Mirando al espécimen más espectacular y sensual que se mostraba más joven y despreocupado de lo habitual, con su cabello lacio y alborotado.
—Duerme un poco más, ¿sí? Me dijiste que lo harías —le comenté con sinceridad, un poco preocupada—. Me gustaría que hoy mantengas tu humor calmado y estable —remarqué, refiriéndome a la situación de las llamadas de su madre biológica y a los arranqués del doctor Jeffrey Yanius de profesor nazi.
Adrián asintió y aceptó mi pedido. Rebuscó en uno de los cajones de su lado y sacó algunos pequeños frascos de medicamentos. Enarqué las cejas al darme cuenta de lo que haría. Sin embargo, él no dudó en explicarse.
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MCP | La Residencia ©️ (Parte 1) (¡Completa!) ✓
Romance(+21) (Libro 3) Las situaciones que sucedieron entre Adrián y Alysha causaron lo dolorosamente inesperado. Sin embargo, a pesar de que la última intención del médico cirujano fue para protegerla de sí mismo y sus demonios, este no pudo evitar que un...