Capítulo 67.
Me aparté un poco de su cuerpo y mis ojos se engrandecieron de forma automática. Su confesión me alarmó en lo absoluto. Sin embargo, necesitaba escuchar su explicación.
—¿¡Cómo!? —no puedo evitar mostrarme sorprendida—. Lo siento, es que... —niego con la cabeza, sin poder creer lo que había escuchado de sus labios—. ¿¡Cómo que habías estado al borde del suicidio!? ¿¡Has pensado en... sucidarte!? —la voz casi se me atora en la garganta—. ¿¡Pero por qué!?
Sus ojos fijos en los míos dejan de mostrarse claros y la expresión en su rostro parece inexpresiva.
Lo cierto era que esperaba cualquier detalle, pero no un tema tan duro y fuerte como el suicidio. En la actualidad, él no parece una persona que reflejó esos instintos en el pasado.
Por acto de reflejo ante tal confesión, rasco mi nuca y parpadeo repetidas veces. Siento un vuelco en el estómago y trago saliva al intentar asimilar el delicado detalle.
—Sí. Yo... —le cuesta continuar explicándose—. Yo tuve esos instintos —acepta deliberadamente—. Y no solo eso...—me observa con cuidado—. Lo intenté, pero cuando estaba a punto de lograrlo en ese preciso instante, casualmente te vi y... —esquiva mis ojos y traga hondo—. Te vi y no pude hacerlo. No tuve el valor. Fue como una pequeña interrupción.
Resoplé y continué lavando su cuerpo al intentar hablarle con normalidad.
—¿Dónde ibas a hacer tal cosa? —me cuesta hablar con fluidez.
—En la casa de los padres de Jesse —me sigue informando como si eso hubiese sido la situación más normal del mundo—. Quiero decir, en la parte posterior de esa casa...
Asentía como una idiota ante cada detalle que me brindaba. Sin embargo, en el fondo, sentía que lo que me confesaba me afectaba brutalmente.
—Yo estaba muy deprimido, abatido, dolido... En ese momento no sentía que tendría que vivir por algo más. En mí no existía esa chispa que me brindara el impulso de entender que más adelante habrían mejores momentos a pesar de los problemas y el constante dolor emocional. Y créeme cuando te digo que las palabras pueden destruir emocionalmente a una persona y hacer más daño que los mismos golpes —suspira con pesadez—. Ese día mis emociones llegaron al límite y no pude controlar mi temperamento.
Tragué saliva al tener que reprimir el nudo en la garganta que amenazaba con notarse más.
«No quiero llorar delante de él».
Me giré y lo miré de reojo por encima del hombro al cruzarme de brazos. De verdad me resultaba sumamente doloroso escucharlo. Obviamente necesitaba entenderlo, pero pensar que quiso acabar con su vida me hacía sentir un apretón insoportable en el pecho. Después de todo lo que he vivido a su lado, ya sea en el pasado y también en el presente, no podía tan siquiera imaginar mi vida sin su existencia.
Froté mis brazos cómo si tuviese frío, a pesar de que la humedad del agua caliente invadía nuestro ambiente.
—Tal vez no lo recuerdes, porque aún eras una pequeña. Yo estaba en la parte posterior de la casa de los padres de Jesse, muy cerca de donde siempre nos encontrábamos a escondidas.
Asentí levemente y bajé la cabeza desde mi posición. Ni siquiera podía mirarlo a los ojos al sentirme impotente.
—Yo... —carraspea y sujeta mi brazo, haciendo que me gire sobre mis pies—. Yo intentaba cortarme las venas cuando apareciste de repente y... —traga saliva—. Sin darte cuenta, interrumpiste mi propósito en ese momento. Por suerte, no entendías lo que ocurría ya que me sorprendiste por la espalda. Y cuando tocaste mi hombro, escondí la navaja de tu vista y la guardé.
Me quedo en silencio. De hecho, ambos lo hacemos. Asimilo la situación como puedo y me sujeto el puente de la nariz al cerrar mis párpados con pesadez. Exhalo el aire que contenía sin darme cuenta.
—¿En qué momento ocurrió eso? —le pregunté en un angustioso susurro—. Disculpa que te haga muchas preguntas sobre este tema que me ha tomado de sorpresa, pero realmente me interesa saber en qué momento ocurrió para entender la razón de el por qué no fui consciente de tal situación.
Engrandeció sus claros ojos ante mis palabras ya que estaban cargadas de seriedad e interés hacia su confesión. Necesitaba una jodida explicación de sus actos fallidos. Estuve a punto de perder al amor de mi vida sin haberlo sabido, sin haberme dado cuenta.
—No fuiste consciente de esa situación porque fue la primera vez que te vi —sonrió con pesadez, pero sus ojos se tornaron un poco tristes, como si se avergonzara de dicha situación—. Así nos conocimos, de hecho.
—¿¡Qué!? —la mandíbula casi se me cae.
—Sí —se encoge de hombros—. Como te he dicho, tal vez no lo recuerdes...
Fruncí el ceño al frotar mi barbilla. Estaba haciendo un gran esfuerzo por recordar.
—Creo que sí... —suspiro con frustración—. Bueno, eso creo...
Adrián observaba mis expresiones y se dio cuenta de que realmente intentaba poner de mi parte en el tema. Y es que, sinceramente, quería entenderlo y mostrarle mi apoyo, a pesar de que han pasado largos años del suceso que falló gracias al cielo.
—Eras una pequeña —remarca con seguridad y su expresión se ilumina al ver cómo lo analizaba junto a él sin juzgarlo—. Tenías como unos ocho años y yo casi dieciocho —niega con la cabeza y frunce el ceño—. Es... Es irónico. Ni siquiera sabía que tú serías... —bufa—. Ni siquiera sabía que tú serías el amor de mi vida —esquiva mi mirada, pero noto sus mejillas sonrojadas.
»Evidentemente, apareciste de repente porque jugabas y yo estaba muy cerca. Solo me preguntaste la razón por la cual yo lloraba y el por qué estaba en tu casa. Qué no lo estaba... —me aclara—. Tu madre te llamó porque, al parecer, te habías escapado de la propiedad —enarca las cejas—. Nada nuevo de ti lo de desobedecer.
—Oye, no es gracioso si pensamos en esa situación...
Me da la espalda y cierra el grifo de la ducha.
—Sí, tienes razón. Pero cuando piensas en el pasado y en los errores que sucedieron, solo queda asumirlo o ironizar por las lecciones aprendidas.
—Vaya... —me sorprendió su actitud hacia lo que intentó hacer en el pasado—. Por como hablas, ¿significa que esa parte de ti ya está superada?
Asintió tranquilamente y me observó con ilusión. Percibí cómo sus ojos se iluminaban ante mí.
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MCP | La Residencia ©️ (Parte 1) (¡Completa!) ✓
Romance(+21) (Libro 3) Las situaciones que sucedieron entre Adrián y Alysha causaron lo dolorosamente inesperado. Sin embargo, a pesar de que la última intención del médico cirujano fue para protegerla de sí mismo y sus demonios, este no pudo evitar que un...