Un doncel debe ser respetuoso, callado y delicado. Esa explicación no convence demasiado a Nolan. Cuando escucho que debía de ser sumiso hacía su prometido, empezó a reír. Y la guinda del pastel fue que tenía terminalmente prohíbo subirse a los árboles. Es algo que no debe hacer un doncel de gran clase como él. El palacio le aburre, todos los días son monótonos. Aunque no se puede quejar demasiado, es el consentido del duque. Pero no todo es color de rosa, y tampoco tan divertido como parece. Ser doncel es lo más agotador que le ha tocado vivir hasta ahora. Si pudiera, volvería el tiempo atrás, para estar junto a su padre. La familia Edevane esconde demasiados secretos, entre ellos, la extraña muerte de su antiguo duque... ¿Tendrá algo que ver Lennox?