CAPÍTULO 109: EL ENEMIGO DE MI ENEMIGO

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Ya era medianoche cuando Wei Ying dejó pasar el sedante en el suero de su hermano para hacerlo dormir tanto como fuera posible, con la esperanza de que al abrir los ojos todo hubiera terminado. Ver a su hermano en esa cama trajo a su mente un recuerdo parecido en el que se despedía de él, recordó sus palabras, estaba bien si era odiado, si jamás era perdonando, se reencontró con esa resignación, sabía que al finalizar las 72 hrs lo único que importaba era detener a Jin Guang Yao, el resto ya no está relevante.

Trece años habían pasado, Wei Ying pudo verlo en el rostro de su hermano, las finas pero incipientes líneas en la piel dotaban al rostro de su hermano de madurez. Tanto tiempo, la vida continuó con su paso, no era posible para Wei Ying volver sobre sus pasos, no podía borrar sus pecados, no iba ser perdonado, sus acciones no podían ser cambiadas aunque fueran miradas desde otro ángulo o con más benevolencia, asumía las consecuencias de todo por lo hecho en el pasado y estaba dispuesto a volver a hacerlo.

Wei Wu Xian aun era ese hombre que tomaría el peso de sus decisiones sobre sus hombros sin buscar justificarse para aminorar la carga, solo que, en contraste con el pasado, si esperaba que Jiang Cheng no lo odiara tan profundamente, a él a Wei Wu Xian, pues al parecer era más flexible con Xuan Yu, si tenía éxito iba a ser perdonado por su hermano, pero solo porque era Xuan Yu.

Esperando volver a verlo al cabo de un par de días, arropó, le acomodó el cabello, las sábanas y la mano en la que tenía el suero, como hizo en el pasado, solo que esta vez le beso la frente como una especie de despedida, solo por si acaso y enseguida lo golpeó con sus dedos en el mismo sitio reprimiendo su risa, realmente extraño mucho molestar a su hermano.

-Hasta pronto-murmuró apartándose para captar un ceño fruncido como respuesta, que lo hizo sonreír.

Antes de irse cubrió también a la asistente con el abrigo de su hermano y le quitó su teléfono, seguro de que la atención de la mujer solo estaría en Jiang Cheng y el único motivo para atender el teléfono sería el paradero de su sobrino. Luego fue a la habitación de Sizhui para tomar el teléfono de Lan Zhan, era de de suma importancia que estuvieron incomunicados hasta ya entrada la mañana, de esa forma podía hacer sus movimientos si intervención alguna

En la habitación todos parecían dormidos, los niños acurrucados en la cama y Lan Zhan en el sofá, recargado contra el respaldo, con la expresión pacífica y cansada, el corazón de Wei Ying se agitó. Luego se aproximó lentamente de puntillas y alcanzó el teléfono de su novio en su regazo, al tenerlo en la mano se quedó quieto, temiendo que Lan Zhan despertara. Sin embargo no hubo ni un ligero movimiento, era obvio, el hombre, finalmente estaba tan agotado que no era capaz de despegar los ojos incluso si había una gran agitación en ese momento.

Una parte del corazón de Wei Ying se sintió aliviado de verlo dormir profundamente y descansar pues siempre que despertaba fuera por una pesadilla en medio de la noche o a la llegada de la mañana Lan Zhan ya estaba despierto, el médico velaba su sueño, lo protegía, siempre estaba alerta y realmente no descansaba lo suficiente. Por otra parte, Wei Ying se sintió mal si bien no lo iba abandonar, si dejarlo atrás por el momento.

En tanto los niños, que pensó estaban dormidos los miraba desde la cama acurrucados uno contra el otro, se quedaron quietos y en silencio mientras Wei Ying dejan un sobre blanco sobre la mesa al lado de la cama. Los pequeños intercambiaron una mirada como si se trataran de palabras de un acuerdo mutuo sobre lo que debian hacer y entonces Sizhui habló.

-¿Va a dejarnos?...

-¡Nos va a dejar!

SiZhui preguntó y JingYi lo acusó, Wei Ying se giró luego de pasado el sobresalto, pero sin estar aliviado.

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