NARRA GASTÓN
Paula había divisado a su hermana en una de las cintas y el corazón nos dio un vuelco a todos. Pero la "broma" de muy mal gusto que Mailen nos había jugado no podía quedar así.
La habíamos dejado en el galpón sin pensar el tiempo que nos tardamos, y en verdad ella seguía importándome. Entiendo que cometió sus errores, pero no podíamos dejarla en esas condiciones. Lo mejor es que fuera juzgada por quienes corresponden, de manera "justa".
Los chicos estaban de acuerdo en volver al camino que llevaba al galpón para usar el auto de David que había quedado varado (si es que aún estaba ahí), mientras yo me iba con Oscar y el resto a buscar a Mai.
Pato estaba parado mirando a la nada mientras sostenía un bidón en el cual le cargaban combustible... un clásico
- Venimos dando vueltas como si tuviéramos el tiempo del mundo chicos, muevanse - Exclamó Paula.
Nos dirigimos finalmente al camino de tierra que llevaba a ese horrendo lugar, cuando divisamos el auto abandonado.
- Bueno, tengan cuidado, y avisen cuando la encuentren - Me dijo Guido pegándome sutilmente en el hombro - Te llamo en media hora.
Asentí, y les mande mis saludos para Ema, a quien seguramente podría ver mas tarde.
Cuando terminaron de traspasar el combustible al tanque del auto, decidieron quien conduciría.
Esta vez Pato tomó el lugar de Guido, y el rubio iba como copiloto. Paula se subió a la parte trasera y se sostuvo de la agarradera del techo con miedo en su rostro, era una actriz fenomenal.
Cuando lo último que vi fueron las luces del auto, subimos al micro y nos encaminamos hacia el galpón.
Me temblaba todo. El gran Gastón serio y valiente había desaparecido para dar lugar a un simple chico con el corazón roto y la esperanza en el borde de un abismo.
Eugenia iba como copiloto de Oscar donde era bien vigilada, y David estaba dormido en una de las camas.
Seba y José me hacían el aguante hablandome de géneros musicales y otros temas de interés común.Cuando llegamos reuní el valor necesario para bajar, y me encamine hacia el lugar donde habíamos dejado a Mai la última vez. Seba y José me acompañaron, cada uno con una linterna.
Yo llevaba la linterna más pesada, podía ser usada para iluminar o como ladrillo si era necesario.
Ingresamos al galpón y aún estaban las luces encendidas. Me acerqué lentamente a la puerta de la habitación en la que Mai se encontraba... pero cuando la empuje no había nadie.
Él ducto de ventilación que daba al exterior estaba roto, y la silla en la cual la habíamos dejado estaba pegada a la pared. La puta madre.
Nos dimos la vuelta lo más rápido posible, pero la trafic negra que había sido estacionada en el costado trasero del galpón ya no estaba.
Estos días han sido de pura taquicardia.- Vamos Cuty, ya no hay nada más acá - Dijo José, mientras se alejaba hacia el micro.
- Ustedes vayan subiendo...
Ingresé en el galpón para revisarlo una vez más, pero estaba vacío.
Una extraña sensación de confusión y paz invadía mi mente. Sabía que iba a estar bien.
Una llamada interrumpió mis pensamientos, seguro era Guido.- ¿Que pasó? - Dije rápidamente
- Quería despedirme de vos - Dijo una conocida voz femenina - Perdón Cuty... yo si te quise muchísimo, pero te puedo asegurar que lo nuestro no iba hacia ningún lado.
- Lo sé Mailen - Pronuncie, provocando un suspiro del otro lado del teléfono - No se en dónde estás, pero sólo quiero decirte que espero que no nos crucemos nunca más. Decidiste no ser parte de esto, y te lo agradezco desde lo más profundo de mi corazón. Pero si intentas meterte de nuevo con alguien de esta familia, y eso las incluye a Paula y a Ema, te las vas a ver con mi peor parte. Te deseo una buena vida.
Luego de eso corté la llamada. Mis ojos estaban a punto de soltar las lágrimas, y sólo las deje salir.
Ese peso en mi corazón se había ido, y la sensación de saber que Ema iba a estar bien era un gran consuelo para mí. Sabía que Mai no era la persona de mi vida, y mis esperanzas de amar a alguien y ser amado verdaderamente habían renacido al cortar esa llamada. Nunca me dio miedo amar, y después de esta especie de amor, tengo toda la paciencia del mundo.
Decidimos que era tiempo de irnos, y cuál película romántica me apoye en la ventana para observar por última vez ese lugar, y confirmar que el amor de mi vida no estaba ni estuvo nunca ahí.
NARRA GUIDO
Pato manejaba como un abuelito. Y Paula estaba con la frente pegada a la ventana para ver si en algún lado encontraba una remera que llevaba su hermana.
- ¿A qué parte vamos? - Dijo Pato. El centro de la ciudad era enorme. Estaba la zona de los teatros, la plaza, las calles principales... Ema podía estar en cualquier lado...
Nos quedamos en la plaza un rato, caminando en círculos. Nadie había visto a Ema, los locales de en frente de la plaza tampoco, ni las pocas personas que caminaban por ahí.
Paula y Pato estaban recostados en una banca frente al auto. Era claro que Ema no estaba aquí.
- Vamos... No está acá...
Pato me siguió al auto, y Paula lo siguió a el. Esta vez maneje yo, eso me distraía un poco. Me dirigí al hotel, así podíamos comer algo rápido, cambiarnos y seguir en la búsqueda.
La radio sólo reproducía canciones tristes, y sentía que el universo conspiraba contra mí.
Cuando llegamos al hotel, era de madrugada. Entramos al lobby y ordenamos un tentempié para comer rápido. Subimos al ascensor y llegamos a la suite.
- Me cambio rapidísimo y salimos - Dijo Paula, buscando su ropa en un pequeño bolso que había dejado en la habitación de Pato.
Mi hermano hizo lo mismo, mientras yo preparaba un café rápido, y esperaba la comida.
Mi bolso estaba en la habitación de Ema, así que me dirigí a buscar lo necesario para estar cómodo.
Sólo pensaba en encontrar a Ema lo más pronto posible, algo me decía que todo iba a estar bien...
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Bueno, me tarde una banda así que básicamente les subo los dos caps que les debo,
sigannnn ------>
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¿Dónde mueren las promesas?
FanfictionDonde tu risa se desborda, donde brillan las estrellas, donde ya no queda nada... Una verdadera historia de amor entre dos jóvenes contemporáneos. El, una estrella de rock. Ella, una simple joven con grandes expectativas para su vida. Los astros se...