NARRA EMA
- ¿Estás bien? - Me preguntó mientras doblaba por la avenida.
- Si, ¿por? - Pregunte tratando de parecer desentendida. El me sonrió otra vez y negó con la cabeza, volvió la vista hacia adelante y apoyo su mano en mi pierna. Yo mire hacia el cielo, las estrellas y lo que sea que estuviera allá arriba, rogando que la silueta que vi haya sido imaginaria.
No tuve el honor de conocer a su mamá, pero Gastón padre fue muy amable, así que Alicia debe ser igual. Y así me puedo arreglar un poco mas y estar presentable ante mi ''suegra''.
Llegamos al edificio. Guido me agarró la mano y en la otra llevaba la llave que le había tendido, el portero nos saludo muy amable cuando entramos.
Subimos al tercer piso y llegamos al 5A.
Era hermoso, totalmente blanco pero eso se podía cambiar. Entramos y la primera habitación fue el living, al abrir la puerta había una pequeña mesita de mármol pegada a la pared, y encima de ella pude observar mi reflejo a través de un espejo. Eso era lo único que ocupaba espacio en el vacío del departamento. A la derecha se encontraba la cocina, convencional y amplia, y a la izquierda estaban las habitaciones: el baño, una habitación con un baño mas chiquito (supongo que la mía), otra un poco mas chica y una pequeña como mi escondite debajo de las escaleras. Las habitaciones principales (2) tenían balcón.
Después de un largo tiempo (toda la noche) terminamos de descargar todo, subirlo y ordenar.
- Bueno, las cajitas que faltan dejémoslas acá - Dije señalándolas, mientras terminábamos de apilar en la habitación mas chiquita.
- ¿Puedo dormir con vos?
- Obvio nene, no pasa nada.
Mi habitación estaba relativamente ordenada, solamente necesitaba ubicar la ropa y algunos adornos, pero lo esencial (la cama) estaba.
Me metí al baño para ponerme el pijama e higienizarme, salí y vi a Guido de espaldas, sacándose la remera y creo que es lo mejor que vi en mi vida. Así que solo salí corriendo y salte sobre su torso desnudo...
- Ema! ¿Qué haces? - Dijo al aterrizar sobre mí, en mi cama.
- Nada, solo me dieron ganas de abrazarte y no me controlé - Abrazarte era poco.
- Sos muy inocente enana - Dijo. Yo solo tenía unos shorts y una remera musculosa, el, sus clásicos pantalones caídos. Su cuerpo debilito mi fuerza y sus manos bloquearon mis brazos, me beso profundamente, pero sabía que esto tenía que parar.
Sus labios se deslizaron por mi cuello, bajando hacia mi clavícula...
- Guido... Para... - Imploré
- Mmmm... No... - Sentí como se reía sobre mí. No pude evitar una sonrisa también, pero si quería jugar, debía tener una buena contrincante ¿no?
Mis labios se deslizaron hacia su cuello, y entramos en la zona peligrosa. De repente, una succión muy fuerte me hizo salir del juego. Agarre sus brazos con todas mis fuerzas y me escabullí por abajo, riendo ante su sorpresa.
- ¿Qué te pasó? - Me dijo parándose y con las manos en el aire
- Me dolió choto - No pudo evitar reírse
- ¿A ver? No te toco, te lo prometo - Me acerque a él lentamente, y sus manos viajaron hacia mi cuello - No tenes nada Ema
- Por ahora, mañana va a aparecer un lindo chupón lila
El me agarró de la cintura y me tiró a la cama. Ambos nos tapamos y nos abrazamos
- ¿Qué te tiene tan preocupada? - Me pregunto mientras pasaba su mano sobre la piel de mi cintura una y otra vez
ESTÁS LEYENDO
¿Dónde mueren las promesas?
FanfictionDonde tu risa se desborda, donde brillan las estrellas, donde ya no queda nada... Una verdadera historia de amor entre dos jóvenes contemporáneos. El, una estrella de rock. Ella, una simple joven con grandes expectativas para su vida. Los astros se...