97. Amanecer.

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NARRA GUIDO

Cuando ingrese a la habitación, las cortinas bloqueban la luz del sol. Encendí el velador y tomé mi bolso para elegir algo más cómodo.

Sobre la mesa de luz, un perfume se iluminaba con el velador, era de Ema, y todo en la habitación olía a ella.

Cuando terminé de cambiarme, el intercomunicador del lobby comenzó a sonar. Muy raro.

- ¿Si? - Pregunté muy curioso

- ¿Quien habla? - Preguntó sutilmente una voz del otro lado

- Guido, Sardelli... - Dije esperando una obvia respuesta

- Ah, señor Sardelli, queríamos darle un mensaje a la chica que llegó hace un rato y subió a esa habitación, nos pidió que avisaramos cuando usted ingresara, pero seguramente se percató buenas noches... 

Mi corazón comenzó a palpitar enormemente, ¿De qué chica hablaba? Podía ser Ema... o Mai...

¿Porque pediría que le avisaran?

Y lo más importante, ¿En dónde estaba?

Me voltee a observar la habitación con el miedo más grande del mundo. No veía nada.
Me acerqué cuidadosamente a las cortinas y las abrí, permitiendo que los ínfimos rayos de sol chocaran en toda la habitación.

El sillón estaba vacío, y la cama también. Un toallón colgaba de la perilla de la puerta del baño, y unos pies aparecieron desvanecidos sobre la alfombra en el piso, la cuál rodeaba a la cama.

Me asomé lentamente, y unas piernas adornadas con un pantalón de ositos y una remera a juego me alinearon los planetas, las ideas, los chakras...

Ema estaba allí.

Me restregué los ojos reiteradas veces para comprobar que esto era verdad. Ema estaba ahí, tirada en la alfombra. En el piso, la remera de Paula acompañaba un par de jeans rotos.

- Ema... - Dije acercándome lentamente a su lado. No quería asustarla, pero yo también tenía miedo de que esto fuera una alucinación - Ema...

Toque su brazo lentamente y sus ojos se abrieron fugazmente. Los abrió nuevamente y quedó congelada frente a mí.

- ¡EMA! - Grite casi entre llantos - ¿Estas acá?...

- No, sigo paseando con Mai mientras me ceba mates... - Respondió riendo, pero la lágrimas no tardaron en aparecer. Nos fundimos en un abrazo y lloramos como dos niños.

- Te estamos buscando hace dos días prácticamente... ¿Porque no avisaste que estabas acá? - Dije un poco enojado por toda la preocupación que habíamos pasado.

- Perdón, se me perdió el celular en algún lado, y cuando llegué lo único que quería era tirarme en una cama calentita y cómoda, perdón - Dijo tomándome de las manos.

- No pasa nada, está bien... lo importante es que estas acá...
Desmayada en la alfombra pero acá.

Yo seguía impactado, no entendía nada. Y quiero ver la cara de Paula y Pato, y todos...

Al fin. Ema estaba acá. Sana y salva, con una pequeña futura reprimenda por una remera un poco sucia, pero al fin y al cabo, en casa.

- Guido... ¡Un pantalón y una remera tenes que ponerte!, no un corset o un vestido, es rápido est... - La puerta se abrió repentinamente y Paula entró refunfuñando y mandando como siempre.

Quedó petrificada al ver la situación, y saltó como un chihuahua hacia su hermana.

Se abrazaron, y Pato apareció en la puerta para ver la escena a tiempo.

Los dos nos miramos atónitos. Y ambos quedamos felices al entender que ya no había búsqueda de nadie. Luego le dió un abrazo enorme a Ema, dejando que una pequeña lagrimita saliera. Pato sensible, difícil pero posible.

Ema nos contó como le había disparado a Mai, y lo culpable que se sentía. También nos explicó que seguro se había desmayado por la herida que tenía en la pierna, y que hace unas tres horas había llegado.

- Prioridades de Ema:
1. Dormir.
2. Curarse la herida de una bala. - Paula hacia bromas, y reímos sutilmente, pero esa fue ingeniosa y muy real.

Cuty apareció en la puerta junto a Seba, José, y Oscar.

- ¡EMA! - Gritó al ver que estaba aquí. Se abrazaron como anteriormente lo había hecho con nosotros. Pero esta vez fue algo más profundo. Ambas heridas producidas por la misma persona comenzaron a cerrarse en ese abrazo.

Gastón era durísimo, pero muy sensible. Sin embargo se la bancaba de la mejor manera.

- ¿Y Mai? - Le susurré a mi hermano mayor, apartandolo del resto

- Se fue... Y David y Eugenia también. Los deje ir porque no tienen nada más que hacer acá.
Mailen se escapó, antes de que llegara ya se había ido.

Eso podía ser bueno o malo. Pero simplemente ya se habían ido, y era todo lo que importaba.

Cuando fuimos a la habitación de ellos ninguna de sus cosas estaban allí. Lo tenían todo planeado.

Al final, Ema estaba en casa. Era todo lo que nos importaba.

Esa noche/madrugada, cenamos/desayunamos todos juntos. A Gastón se lo veía bien. Pato y Paula estaban muy concentrados en la comida mientras se reían de alguna cosa, y Ema venía de la habitación con el pelo aún húmedo.

- Jamás había tenido tantas ganas de ducharme - Exclamó en un suspiro

- Sucia - Le dijo Paula tirándole una uva. Ema se enojó y le tiro el toallon encima. Paula quedó empapada y todos reímos, menos ella claro.
Al fin estábamos juntos, la sonrisa de Ema iluminaba todo el lugar, y la paz de estar juntos (o casi todos) nuevamente y sin nada de por medio nos unía a ambos.

Mi corazón volvió a latir. Pero ahora no podía dejarla ir, nunca más.
Nos dirigimos a nuestra respectiva habitación, y dormimos mirando hacia el amanecer.

Descubrí que al final, todo pasa. Que lo bueno se va, y lo malo también. Que los amaneceres y los atardeceres son parte de la vida.

Los ojos de Ema se cerraron una vez más. Y yo me dormí, dejando de temer que al despertar esto fuera sólo un sueño más.

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Bueno, lo prometido aquí. Les dejo el ultimo capitulo y espero poder verlos el sabado!

Un abrazo, y cuidenseeeee!

¿Dónde mueren las promesas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora