110. Entre cuchillos.

300 16 3
                                    

NARRA EMA

La sangre de mis venas se heló por un segundo, pero esta vez no me sentía tan preocupada como en otras ocasiones, esta vez no tenía miedo de sentirme vulnerable o de pedir ayuda,  esta vez ser humana y estar acompañada estaba bien.

Guido me observó con los ojos de perrito, pero rápidamente se dió cuenta de mi no preocupación ante el tema.
En algún momento de estos meses algo dentro de mí había cambiado, y no solo por Guido, y su extraordinaria 'demostración de amor' hacia mí (porque casarnos no era muy Guido en mi cabeza), sino además por la compañía irrefutable de sus hermanos, que eran como mis hermanos. Por Lucía, que nos conocía hace nada y estaba presente como si nos conocieramos desde toda la vida, o como mi fiel y querida Watson/Paula, una espía/luchadora de kung fu/bromista que jamás me dejaría atrás.

Guido sostenía el celular en sus manos, y por primera vez era yo quien lo mantenía en calma.

- No pasa nada - Le dije tomando el celular para que Paula lo agarrara - Ya sabemos quienes son, y porque lo hacen no es un motivo tan definido, pero si que quieren hacer, y yo no voy a permitir que nos separen, o que nos haga daño...

Gastón, que tuvo una visión particular de Mai en sus momentos de pareja, seguía un poco anonadado, y Lucía lo notaba. Ella no dijo una palabra, solo lo miró y sostuvo su mano.

- ¿Pero que vamos a hacer? - Dijo Patricio con un gesto mas V de Vendetta que nada.

- Vamos a hacer que desaparezcan de nuestras vidas para siempre - Exclamé

Todos me observaron con caras de preocupación, y luego se miraron entre ellos.

- ¡Pero no así! Me refiero a que ya no van a molestar mas...

- No es por preocuparlos, pero si ellos están acá, es muy probable que Mai también lo esté... - Dijo Paula entre dientes...

- Entonces quien entró en el hotel el otro día era... - Susurro Lucía

- Si... - Dijo Cuty, luego metió su mano en su chaqueta, y sacó un pen drive azul del bolsillo - Me tomé el atrevimiento de observar las cámaras antes... no tengo dudas de que es ella.

Su rostro no demostraba ningún sentimiento, solo tomaba café con los ojos fijos en la taza.

- Bueno - Exclamó el bajista luego de darle un gran sorbo al Café - Con estos individuos presentes en la ciudad y las características de la persona en la cinta deduzco que es Mai quien esta detras de esto... pero yo no voy a esperar a nada, me parece que debemos actuar con rapidez...

- Esperen, pensemos... la última vez nos tomamos mucho tiempo para ejecutar un plan y exponer a Mai... y salió muy mal - Dijo Guido - Así que, pienso que si ellos subieron esa foto era para que la vieramos... en algún momento nos ibamos a enterar... 

La pregunta es, ¿qué tan real es que ellos también están aca? Esa no es una calle poco común, solo se ven edificios detrás de ellos, y en todas las ciudades existen edificios.
Por otra parte, si la persona de la grabación es Mai, ella querría que la vieramos, pero sin creer que estaba sola en esto. Si ellos son parte de esto, tal vez no necesariamente sea físicamente, sino generando esa impresión. 

- Guido tiene razón - Exclamó Pato - Esta vez si debemos pensar despacio... pero rápido

Paula se convirtió en un signo de pregunta gigante al escuchar la exclamación de su queridísimo, pero pronto levantó los hombros y siguió comiendo su postre. 

Creo que todos captamos lo que Pato intentaba decir, así que había que idear una maravillosa forma de evitarlos.

Cuando llegamos nuevamente al hotel, Guido abrió y entró primero, y en su primer pasó se encontró con una nueva carta.

Un aviso oficial del hospital y el requerimiento de mis servicios inmediatos volvieron a asustarme. La gente en ese hospital había sido algo importante para mí, un sostén inefable durante mi período de corte con Guido, sin embargo la firma de la carta solo me traías malos recuerdo y repulsión: David.

Como debería haber hecho hace tiempo, tomé papel y una lapicera. 

Mi renuncia de puño y letra le bastará a David para comprender que ya no iba a verme, al menos en el trabajo. Bajé a la recepción y les pedí el favor de enviar esa carta a la dirección especificada en el sobre, envié los mails pertinentes a mis superiores, para despedirme de ellos explicandoles una parte de la verdad por la cuál ya no podría seguir en el hospital.

- ¿Estas segura? - Me preguntó Guido con una sonrisa poco oculta en su cara

- Si, esto no quiere decir que no siga mi carrera... pero al menos no en ese hospital.

- Bueno, con eso me basta - Dijo Guido besandome la frente - Pero ahora, necesito que nos pongamos de acuerdo en lo que debemos hacer con Mai...

- Bueno, lo primero que creo debemos saber, es dónde está y si realmente está acá.

- Yo pienso que Eugenia y David son una portada del elaboradísimo plan que tenga Mai en su cabeza, o es una simple coincidencia que estén supuestamente acá...

- O es un mensaje para nosotros...

- Muy rebuscado para mi gusto - Dijo el rubio tocandose el mentón mientras se acercaba a mi - Pero no sé, todo puede ser...

Por lo general, suelo pensar que nunca llegamos a una conclusión porque Guido es un ser tan rapidopensante, que algo tiene en mente. Y en cambio, pasamos a su parte favorita de los días y las noches juntos...

- Guido... - Exclamaba yo mientras el rubio besaba mi cuello suavemente

- No hay mucho mas para pensar... no me quiero preocupar... - Decía sin cesar su intención - Quiero olvidarme del mundo y estar con vos...

Sus palabras siempre tenían un efecto inmediato en mí. Rápidamente pasábamos de la dulzura a la rozagante sensación del contacto entre ambos. A veces la piel de Guido era un algodón de azúcar, suave... otras emanaba un calor volcánico, pero en momentos como estos sus dedos rozaban mi piel como cuchillos, fríos y tensos, podría decirse a propósito, con una especie de poder que resbalaba sobre los finos surcos entre cada lado de mi cintura. Sus besos pasaron de deslizarse lentamente desde mi cuello hacia mi pecho, y la electricidad que me producía su tacto comenzaba a desprender mi mas impulsivo lado animal. Guido casi siempre era cuidadoso, y esta vez fue dulce... pero no suave, su lado frío y pasional era como el hielo, y sus manos se dirigían completamente de memoria sobre mi cuerpo, como si de una partitura se tratase. Nos dejamos caer sobre la cama mientras sus brazos me rodeaban, una de sus manos pronto tomó prisioneras a mis muñecas, y con este movimiento mi cuerpo giro naturalmente para rozar las sábanas con mis pechos, mientras su respiración me erizaba la espalda.

A veces me asustaba la intensidad con la que Guido me conocía, y que cosas me llevaban a caminar por cierto filo, pero me encantaba ese lado del filo.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------

Hola Amigxs! Les traigo un nuevo cap... espero que les guste este lado del filo :)

Gracias por seguir acá, nos vemos en el siguiente cap! 




¿Dónde mueren las promesas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora