16. Admirador. (Maratón 3/3)

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Ya era viernes y en un rato teníamos la fiesta. Esta era la última noche de mi prima en mi casa, porque así lo decidió; entonces se puso a ordenar el cuarto en el que dormiría esta noche...

- Bueno chicas, ya está listo su cuarto de huéspedes

- ¿Pero no te ibas a quedar? – Pregunto Pau

- Si si, pero es para que mañana solo tenga que ordenar la cama y listo, así no tienen que ordenar pichonas

- ¡Pero no te hubieras molestado nena! – Grite yo desde el segundo piso – Vengan a cambiarseeee

Las dos subieron corriendo, típica carrera en las escaleras...

- Guido quiere una foto de las tres – Dije yo

- No, solo quiere una foto tuya para ver cómo vas vestida, solo que no se anima a pedírtela – Dijo Paula

- Paula, la experta en hombres – Dijo Mai

- No, en realidad me lo dijo Pato, pero ya que estamos...

- Nada que ver, ¡cámbiense ya! – Ambas trajeron sus outfits a mi habitación y nos cambiamos, nos pusimos frente al espejo y posamos, pero un segundo antes de que sacara la foto, Paula dio un grito horrible, para luego soltar...

- CHICAS MIREN – Dijo señalando la ventana, las tres miramos hacia el balcón que tenía en mi cuarto. Lo usaba generalmente en verano, para tomar aire, o leer algo. Tenía una puerta que iba del piso al techo, por lo que las cortinas eran largas y al estar abierta la puerta, estas se movían por la brisa, causándonos más miedo del que ya teníamos

- ¿Qué había Paula? – Dije yo, tratando de aliviar un poco el ambiente

- UN HOMBRE BOLUDA, ¡ESTABA PARADO AHÍ! LO VI POR EL ESPEJO, Y CUANDO GRITE SE SUBIÓ AL BALCON Y DESAPARECIÓ

- No, mira Pau – Dijo Mai, abrazándola – No paso nada, seguramente te lo has imaginado

- NO NENA ¿COMO ME VOY A INVENTAR UNA COSA ASI? YO LO VI, TE JURO QUE HABÍA ALGUIEN MIRANDONOS, AHÍ, PARADO – Dijo señalando frenéticamente el balcón...

- Bueno, mira, voy a cerrar la ventana – Dije yo, me acerque y tome la llave de mi mesita de noche. Tenía rejas, por seguridad, así que antes que todo, las cerré, y luego cerré la puerta – Listo, ¿ves?

- Para Ema, quiero ver algo – Dicho esto, Paula corrió por todas la habitaciones que habían en donde nos encontrábamos: el cuarto de huéspedes, el cuarto de ella, el de mis papas, y el baño: todos tenían ventanas, a excepción del baño, que solo tenía un tragaluz totalmente sellado; todos los demás cuartos tenían las ventanas cerradas. Insatisfecha con sus resultados, Paula bajo al primer piso. Allí solo estaban la cocina, el living, el comedor, un segundo baño y al lado de este, un pequeño cuarto de limpieza que tenía una puerta trasera hacia el patio. La puerta principal estaba cerrada, al igual que las ventanas en el living, la puerta que daba al patio también, y por la ventana del baño lo único que podía entrar era un gatito. Pero la puerta corrediza de la cocina si estaba abierta...

- VEN, ESTO ESTA A-BIER-TO, SEGURO QUE HAY UN TIPO ACA ADENTRO ¿¡EN DONDE ESTAS?!

- Paula ¡BASTA! – Exclame yo – Yo abrí la puerta para que entre un poco el aire, ¡la cierro ahora y listo!

- Bueno está bien, no hay nadie, así que no me preocupo más... - Dijo poco convencida

Tome las llaves de la reja y la cerré, luego cerré la puerta corrediza con seguro y subimos.

Le conté lo sucedido por audio a Guido, luego de enviarle la foto, claro...

- Bueno, ¿pero estas segura de que no entro nadie?

¿Dónde mueren las promesas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora