74. Promesas.

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NARRA EMA

Los chicos habían anunciado su nueva gira como hace dos semanas.

Y hoy largaban la venta de entradas.

Como de costumbre, cuando esto pasaba (en cada gira), las fans subían fotos y comentarios llenos de: ..."hace cuatro años, mi banda de rock"... "Guido Sardelli, sos el amor de mi fucking vida"... "Pato te hago..." "Cuty, yo se como sacarte esa carita seria"...

Entre otras.

Y Paula era una de ellas, cada vez que entraba a Face, mi inicio estaba explotado de sus frases, o de fotos en instagram, o esas cosas.

En sus tiempos de adolescente novata resultaba ser la dueña de una de las mejores Fanpage en Facebook, y a los 16 ya tenía casi la mitad de seguidores que Pato.

Si, mi hermana era la obsesionada mas grande que pude haber elegido.

Pero en cierto momento lo entendí: cuando lo conocí al rubio, por supuesto.

El tema es que sus publicaciones no me dejaban de llegar y necesitaba bajar en el inicio, así que decidí buscarlos en instagram, para ver que decían.

"En treinta largamos las promesas"

Guido había prometido muchas entradas, y mi segundo sueldo gritaba que por favor no lo matara así, pero claramente yo no escuchaba esa voz.

Aseguro que muchas chicas me iban a trabar la página para comprar entradas, entonces ya la había cargado como veinte veces para evitar cualquier problema.

Pasaron quince, veinte, veinticinco minutos y nada. En exactamente cinco minutos, recargue la página.

Y las entradas ya habían aparecido.

Y realmente me quede atrás. Muy atrás.

En tres minutos todas las pendejas habían AGOTADO las entradas.

TRES MINUTOS.

El estrés que tenia era increíble, y creo que el único sonriente en esta situación era mi dinero.

- ¿Que paso que tenes un culo en la cara? - Me dijo David, mientras fingía fruncir el ceño. Yo me reí y lo abrace, indignada.

- Se agotaron todas las entradas para... ver a los chicos...

- Para, para, para... primero, estas desde las ocho y media sentada en esa silla... segundo, son las diez y cuarenta y no tenes entradas... y tercero: ¿A que chicos vas a ver?...

Yo le sonreí disimuladamente graciosa, pero el seguía con el ceño fruncido.

- Ay lindo, voy a ver a Pato, a Cuty y...

- Y a Guido... - Dijo el cruzado se brazos.

- Si... pero el es parte de la banda. No te enojes...

David me sonrió un poco, el humor le mejoraba, pero yo tenía que hacer una pequeña llamadita...

Paula tiene el don de no atender el celular, y es algo que nunca pero nunca ayuda.

Luego de intentarlo por cuarta vez, me atendió una voz somnolienta.

- ¿Que querés? - Me dijo mientras bostezaba.

- Decime que conseguiste entradas... - Cruce los dedos y cerré los ojos, esperando un cordial si.

Pero en cambio una risa burlesca vibro en mi tímpano.

- Nena, por favor... Mi novio es el cantante, vos y yo tenemos el gusto de estar en primera fila, y tras bambalinas - Dijo Paula muy alegre.

- Agradecele al pobrecito de Guido que necesito romperle las bolas al manager, solo le separaron dos asientos y uno es tuyo - Dijo Pato gritando a través del teléfono, y por ende yo sonreí y también grite.

- No te lo puedo creerrrr - Dije alargando la palabra y saltando un poco - ¿Y en cual de todos los shows?

- En todos, boluda - Dijo mi cuñado

Grite y Pato se rió fuerte, Paula le pregunto que me pasaba, y la llamada se corto.

Me tire al sillón, y cuando David salió del baño me miro y me preguntó que pasaba, a lo que le respondi con un pequeño resumen, un poco distorsionado...

- Asi que Pato te consiguió asiento para todos los shows... Y... ¿Cómo vas a hacer con el hospital?

Muy buena pregunta. La verdad es que no me van a dar vacaciones para un recital...

- Mmmm - Dije apoyándome en la pared.

El timbre sonó, lo que me pareció raro porque Aurelio no había avisado de visitas, y no pedimos nada.

- Pero no importa - Dije caminando a la puerta - Es sábado, lo consulto el Lunes con el jefe.

Me reí y abrí la puerta.

Estaba Muerta.

NARRA GUIDO

- Aurelio, daleeee, dejame pasar... Si ya sabes quien soy...

- Pero Guido, no lo puedo dejar pasar sin el consentimiento de la señorita Ema...

- Pero daaale... Aurelio, yo te prometo que si hay quilombo arriba no entro mas, solo para saludarte...

El sonrió y me dejo subir.

- Le tomo la palabra - Exclamó antes de que las puertas del ascensor se cerraran, yo levanté el pulgar en forma de aceptación y subí.

Detras de las puertas, unas voces hablaban del asunto que venia a charlar.

Toque el timbre y una voz femenina se acerco a la puerta. Cuando abrió, Ema estaba seria. De un tirón salto encima de mi, mientras sonreía.

- ¡Rubio! - Dijo, mientras la sostenía de la cintura.

Necesitaba un abrazo de ella, mientras veía como David fruncía el ceño.

Ema seguía colgada de mi cuello, así que forme un arma con mis manos, y le apunte, haciendo un doble chasquido de mi lengua con mis dientes.

- ¿Que te trae por acá? - Dijo David.

 - Por ahí, vengo en busca de un gracias por parte de esta mujercita, y también vengo para darle ciertos detalles.

Ema sonrió un poco raro, y David la miro desafiante.

- Así que no fue Pato el que te consiguió las entradas... Bueno, de todas formas ella tiene responsabilidades, y un trabajo...

- Bueno, mira: justamente vengo a eso. Si con responsabilidad te referías a vos; te conseguí un asiento también, y del trabajo no te preocupes que lo arreglo yo.

David sonrio un poco, y Ema aun mas.

- ¿Hablaste con Oscar? - Me pregunto sorprendida

- Si, tenes dos meses como "Doctora exclusiva de Airbag" - Nuevamente me abrazo, pero esta vez me beso en la mejilla, y se dio cuenta de que tal vez estaba yendo un poco mas allá de lo debido, por su situación.

Se alejó rápidamente y me volvió a sonreír tímida.

Me invito a almorzar, y claramente me quede. Este tiempo era mi chance de recuperarla, y ni David ni nadie se interpondría.

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Ya queda uno! →→→

¿Dónde mueren las promesas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora