40. Kalashnikov (Parte II) (M 3/5)

887 52 10
                                    


40. Kalashnikov (Parte II)

Después de un tiempo, decidimos ir a tomar algo a la barra. Ema no tomaba casi nada pero estaba muy feliz, y era todo lo contrario a Pato, que toma muchísimo, se pone y ni se le nota.

Ema me agarro de la mano y me llevo de nuevo a bailar. La gente se movía de un lado a otro y de vez en cuando nos apretaban demasiado. Ella no dejaba de reírse y yo no pude evitar darle uno, dos o tres besos.

Mientras se movía al ritmo de la canción actual, la gente se dispersó un poco más, y empezamos a notar cierta tensión en el aire. Escuchamos un fuerte ruido en la puerta y de repente vi a Patricio pararse de golpe de su asiento, su cara era de preocupación y sus cejas estaban inclinadas hacia arriba, como diciéndome que ya no había salida de lo que fuera que estuviera encerrándonos entre todas estas personas.

Paula lo agarró del brazo y le grito algo, Ema no entendía nada y su cara ahora era de notorio miedo.

Gastón agarró a Mai del brazo y corrió hasta donde estaban Patricio y Paula.

A lo lejos, el gritó ahogado de una mujer encendió una alerta en mi cabeza, Ema me tomo de la mano y me dirigía hacia los chicos en un intento de taclear a la gente. Mas gritos invadían el salón, y la música seguía sonando igual.

Y entre todas las personas que bailaban pude ver muchos rayos de luz, anaranjados, como el fuego. Tan lejos no estuve.

Los rayos de fuego empezaron a verse más reales, y estaba tan aturdido con la situación que Ema gritaba y no entendía lo que decía...

''GUIDO AGACHATE POR FAVOR, ¡SON DISPAROS!''

Estaba en shock, mientras veía a la gente correr por todos lados mi vista se iba recuperando al igual que el sonido. Me di cuenta de que las balas pasaban por sobre la cabeza de la gente, y en una oleada de desesperación, los tirones de las personas tratando de alejarse de esa zona nos separaron uno del otro, y vi el vestido blanco hundirse con Ema entre todas las sombras negras. Cuando la gente empezó a correr arrastrándome hacia afuera, hice toda la fuerza posible para quedar adentro.

- ¡EMA! ¡EMA!

Grite su nombre muchas veces, ella me respondía, pero entonces los disparos se repetían aun más veces, y cada vez había más agujeros en todo el lugar. No podía pensar con la gente enloquecida a mí alrededor y la desesperación me consumía.

Ema no me respondió más, y aunque Patricio trató de pararme, seguí buscándola. Y la vi, a través del fuego que disparaba un arma en manos de Marco.

Ahora entendía la nota, entendía todo. Kalashnikov era un arma.

Me dirigí hacia a él, y no me importaban las balas al pasar a mi lado, el estaba fuera de si, y yo lo iba a parar. Me escabullí entre algunas personas que aún trataban de salir, y cuando no me vió me abalance sobre el...

- ¡HIJO DE PUTA! ¡DAMELA! – Traté de sacarle el arma, pero realmente tenía mucha fuerza, y a juzgar por su aspecto, mucha furia encima también. Decidí aprovecharme de la situación y empujarlo con todo, creo que esos disparos no iban para nadie más que para mí.

Logré quitarle el arma después de la ronda de piñas que se llevo, ahora yo era el que estaba fuera de sí. Gastón vino a detenerme, ayudándome a recuperar la razón. Mi cuerpo se estabilizó y mi mente estaba en proceso de aquello.

Pero mi vista se nublo aún mas cuando vi el frágil cuerpo de Ema en el piso, y en el lado izquierdo de su cuerpo una gran mancha roja.

Corrí hacia ella, y me arrodille a su lado, un charco de sangre rodeaba su hombro izquierdo y su corazón latía muy lento...

- Ema, Ema, despertate por favor –La tome de la mano pero sus ojos seguían cerrados

Grité su nombre mil veces, pero aún así, seguía dormida.

Lo único que recuerdo es que mis hermanos me alejaron de su cuerpo, todo estaba como en cámara lenta, y no podía ni escuchar ni ver bien.

Los médicos entraron al lugar y se la llevaron, y con ella, se llevaron mi corazón también.

- Guido... Guido – Escuchaba la voz de Mai muy lejana, pero cuando mire hacia mi derecha su cara estaba ahí – Escuchame, vamos al hospital ¿Estás bien?

Ni siquiera respondí, me pare y me dirigí hacia afuera. Patricio me tomo por el brazo y me sentó en el asiento del copiloto, para así poder tomar el volante y llevarnos al hospital.

Nos dirigíamos a toda velocidad detrás de la ambulancia y con la patrulla que se llevaba a Marco siguiéndonos. Miré hacia atrás y lo único que pude ver fue una sonrisa gélida y escalofriante en sus labios, antes de que doblaran y los perdiera de vista.

Ema estaba en esa ambulancia y no sabía qué pasaba. Paula iba con ella pero no respondía ninguno de mis mensajes.

La única imagen que recuerdo es la de Ema en el suelo con su costado izquierdo lleno de sangre, y no sabía si la bala había aterrizado en su hombro, en su espalda, o en su corazón...

Después de diez minutos o un poco más llegamos al hospital. Vi a Paula descender de la ambulancia más rápido que el correcaminos, hecha un mar de lagrimas.

Patricio corrió a abrazarla, mientras que Cuty y Mai descendían del auto. Yo me baje lentamente. No podía ni siquiera caminar. Me agarre la cabeza, porque sabía que una jaqueca venía en camino.

Entramos y luego vi a Ema en una camilla, seguía dormida.

Los médicos entraron detrás de ella y una de ellos, nos llamó.

- Nosotros somos familiares de Ema Ciaretti – Dijo Mai

- ¿Usted es familiar directa?

- Bueno, yo soy la prima... ¡pero ella es la hermana! – Le dijo a la doctora, mientras agarraba a Paula de los hombros.

- Bueno, ¿Y ellos que son? – Dijo señalándonos

Patricio y Gastón explicaron su posición...

- ¿Y usted? – Dijo el hombre

- Yo soy su novio – Dije, aunque en realidad no sabía si lo era. No sabía si Ema lo había dado por sentado o si se lo tenía que pedir...

- ¿Y los padres? – Que gran problema....

- Nosotros venimos del lugar en que sucedió, doctora – Explico Gastón – Ellos no saben nada aún.

- Ya les llamo... - Dijo Paula

- No, no. Deja. Ya les aviso yo. Después de todo Ema estaba conmigo... - Les dije. Nadie se negó, pero sé que todos se sintieron mal por mí. Aunque yo me sienta peor, porque mantenerla a salvo era mi prioridad.

Después de dos o tres tonos, me atendió Claudia...

- ¿Hola? – Dijo con vos somnolienta, ya que eran las 6 AM

- Hola ¿Claudia?... Soy Guido

- Guidito, ¿Cómo están? ¿Qué paso? – Tal vez ya lo sabe por intuición femenina, o tal vez lo dedujo por la hora - ¿Están todos bien?

- Emmm... nosotros sí, pero Ema... - Escuche un suspiro del otro lado, y no pude evitar llorar – Fuimos a un boliche, y un tipo... Claudia, tienen que venir, les tengo que contar algo...

- ¡¿PERO EMA ESTA BIEN?! – Pregunto llorando

- Si... no sabemos... - Les pase la dirección del hospital en que estábamos, y al cabo de quince minutos cayeron Antonio y Claudia en bata.

- ¡Hija! – Le grito Antonio a Paula. Claudia la abrazo y Paula se echó a llorar en sus brazos. Antonio se acerco a nosotros, seguido de su esposa y su hija menor. Yo estaba al lado de Pato, que me acariciaba el hombro y le daba gracia a mi tristeza, y Gastón abrazaba a Mai, pero ella estaba en shock, así que solo miraba un punto fijo.

- ¿Qué le paso a Ema? – Antonio abrió los ojos al escuchar la noticia, pero no pude hacer nada más que mirarlo y llorar.

------------------------------------------

¿Dónde mueren las promesas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora