98. Caras.

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NARRA EMA

- ¿Y cómo te escapaste? - Me preguntó Pato en la cena del siguiente día.

Los chicos habían postergado el siguiente show por todo este tema, y también por miedo a que Mai, Eugenia o David aparecieran.
De esta manera no sabrían si yo estaba bien, o si los chicos seguían buscandome.

- Cuando Mailen cayó al suelo, creí que la bala había llegado al cuello y me asusté mucho. No quería ver, así que salí corriendo hacia el bosque, pero después me desvíe a la calle...

- Y ahí llegaste a la estación... Tan simple como eso, pero tres horas antes de que nosotros llegáramos - Dijo Gastón, que por cierto tenía un lado detective que no conocía.

- Exacto... Me dió un miedo terrible, ni siquiera sabía a dónde estaban ustedes... y como no tenía mi celular no podía ni siquiera hablarles...

Guido me tendió una bolsita de tela con una caja adentro. Por supuesto que tenía que ser un celular, porque el no tiene límites...

- ¡Guido! Te dije que no necesitaba uno ahora... además podía ir yo tranquilamente a comprar uno.

- Y yo también, además quería dártelo yo - Dijo el rubio riéndose, mientras Gastón y Pato levantaban las cejas de forma perversa porque no hay frase que no tenga doble sentido para ellos.

Abrí el empaque y saque el celular, pero lo más bonito de su detalle era una funda transparente con una pequeña foto nuestra en una de esas cabinitas de fotos instantáneas que nos tomamos el día de la prueba de sonido.

Lo abracé mientras el resto discutía sobre la comida.

Guido era muy tierno cuando quería, aunque era más gracioso que otra cosa.

- Por cierto, ese taxista nos ayudó un montón... - Dijo Paula...

- Si, aunque no nos pudo decir a donde te llevaba el taxi... - Dijo Pato, comiéndose 3 o 4 ñoquis de un bocado.

- Me trajo directamente al hotel... Ah, y a todo esto, ¿cómo sabían donde buscarme?

- Sorpresivamente, Paula se hizo amiga de un tal Gabi, y pudo conseguir las cintas de las estaciones donde se dio cuenta de que eras vos buscando un taxi porque tenías puesta su REMERA...

- Tranquila, que ese trapo está en una sola pieza - Le dije a Paula, que me miró con cara de "eso espero, por tu bien" - ¿Y le agradecieron a Gabi?

- Si... - Exclamó Patricio mientras miraba a mi hermana delirante

- Si, Pato le regaló entradas para el siguiente show, y a Arturo también... - Dijo Paula, yo no sabía de quienes hablaba y Pato la miró con cara de pocos amigos, pero Paula lo besó, con salsa y todo... por favoooor...

Todos hicimos una mueca de asco al ver a Paula con una mancha de salsa en la mejilla, y Pato la miró con amor.

Nos reímos un largo rato, pero a la mañana siguiente debíamos salir hacia el siguiente show, que esperaba poder presenciar.

Decidí encender mi nuevo celular, y recuperar algunos contactos con el nuevo número.

Mientras Guido se daba una ducha, yo terminaba de darle los toques finales al dispositivo, y un mensaje extraño llegó a su celular...

"Guido, no pude despedirme de vos. Espero que sepas que siempre te voy a llevar en mi corazón, perdón por todo esto"

Un frío recorrió mi espalda, y un impulso empujaba mis lágrimas hacia afuera. Pero esta vez decidí enfrentar el miedo.

Busque el número, y decidí llamar, pero era privado, podía ser Eugenia, o Mai, cualquiera de las dos.

¿Dónde mueren las promesas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora