NARRA GUIDO
Sus ojos cristalizados, sus manos temblando, su garganta helada.
Ema se había escapado de mi alcance, y lo último que vi de ella fueron sus ojos miel aguados.
Desearía no ser yo quien le rompe el corazón. Si tuviera un deseo lo usaría para decirle a Eugenia que no la puedo llevar.
Ema no atendía el celular. Ni a mi, ni a Pato o Mai.
Paula había ido hasta la casa de sus padres, y Cuty decidió acompañarla ya que Pato no había llegado al departamento en ese entonces.
Un golpe en la puerta me saco de mis pensamientos.
Abrí, y vi a Aurelio con su uniforme y gorrito bordó en el pasillo.
- Guido, ¿Como te va? Hace un rato vi a Ema saliendo del edificio, ¿está todo bien?
- Aurelio... le mentiría si le digo que si. Ema se fue y no ha llamado desde anoche. No se en donde puede estar. Estamos preocupados, ya salí tres veces a dar vueltas en el auto, pero he revisado en todos los lugares posibles y no la hemos encontrado.
El no sabia porque habíamos peleado, aunque seguro se lo imaginaba. Pero me aconsejo que "Cuando alguien quiere escaparse, se va a un lugar secreto. Porque no quiere ser encontrado."
Y cuando dijo lugar secreto, mil millones de lugares en el mundo se me ocurrieron. Pensé desde la punta de la torre eiffel, hasta el parque que queda a siete cuadras.
Pero había un lugar que Ema adoraba, y era en el único lugar que no habíamos buscado.
El bosque del lago.
Fue donde le pedí que fuera mi novia, y tal vez esta ahí.
Aurelio bajo conmigo y los chicos en el ascensor, mientras yo sonreía porque la esperanza aun la tenía.
Bajamos al subsuelo y nos subimos al auto.
- No es joda que deberías invertir en un auto Patricio.
- Jajaja para que, si te tengo a vos - Dijo mientras miraba en su celular alguna pavada.
Mai estaba de copiloto y Pato obviamente atrás. Asi que seguimos las indicaciones del GPS y nos llevó directamente al lago.
Cuando llegamos les dije que se quedaran ahí, y que le avisarán a Pau y Cuty que tal vez ya la habíamos encontrado.
- ¡Ema! - Grite. Al principio buscaba callado, pero después exclamé con toda la fuerza de mis cuerdas vocales.
Un sonido de pisadas apareció entre los árboles, y una silueta chiquita y rápida me dio oxígeno de nuevo.
- Amor, ya se que estas ahí, por favor veni... Mai y Pato están en el auto...
Su rostro apareció, tan blanco y delicado como siempre. Pero estaba mas pálida de lo normal.
Sus muslos estaban rodeados por la falda gris que tanto le gustaba, (y le quedaba perfecta), y tenia una remera blanca intacta.
Camino hacia mi, pero me atravesó como si fuera un fantasma, y eso me dolió demasiado.
Ema se dirigía al auto, y yo corría detrás de ella. Pato encendió las luces para ver si era ella, y Mai se bajo amagando a sentarse atrás.
- No te molestes Mai, yo me siento con Pato - Exclamó Ema.
Mis ojos se abrieron en dirección a ella. Eso no me lo esperaba.
Mai me miro petrificada y volvió al asiento del copiloto. Yo encendí el motor y salí hacia la calle.
El camino de vuelta a casa fue intenso. Pato miraba a Ema, pero ella miraba todo el tiempo por la ventana.
- Emmm... Ema, ¿Que hacías sola ahí? Son las cinco de la mañana... - Pato el capturador de información.
- Necesitaba pensar.
Nadie dijo nada. Nadie miraba a nadie, excepto yo que la observaba por el espejo retrovisor.
Cuando llegamos al edificio, Aurelio le pregunto a Ema si estaba todo bien, ella sólo asintió y le dijo al señor que no se preocupara.
Subimos los cuatro al ascensor y el ambiente estaba mas tenso que el elástico de mis boxers.
Pato miraba el techo y Mai nos observaba por el espejo del ascensor. Ema miraba al piso y yo la observaba a ella.
Cuando entramos al departamento, Paula y Gastón estaban sentados en el sillón mirando una serie. Tranquilos ellos.
- ¿Ema estas bien? - Le pregunto Paula, con cara de preocupación.
- Si, estoy de lo mejor - Dijo sarcásticamente.
Entro al baño sin decir una palabra y todos los ojos se clavaron en mi.
- ¿Que hago?
- No se Armido, pero mas vale que no le pase nada a mi hermana - Paula tomó su bolso y la mano de Pato, y se fueron.
- Yo creo que tal vez deberías darle su tiempo, hasta que quiera hablar - Me aconsejo Mai.
- Si, deja que se bañe tranquila, nosotros nos vamos. Seguramente vas a dormir en el sillón hoy, pero dale su tiempo rubio - Gastón no era de mucha ayuda, pero tenia razón.
Me saludaron, y se fueron.
El agua de la ducha se escuchaba caer contra algo que no era la piel de Ema.
Después de veinticinco minutos pude escuchar su llanto. Y mi corazón se rompía.
Fui un estúpido al no decirle la verdad, no se lo merecía en lo mas mínimo.
Eugenia ni siquiera es la culpable. Yo si, simplemente podría haberle dicho no, pero algo en mí (llamenle caballerosidad o pelotudez) me decía que era incorrecto dejarla tirada ahí. Y esa es la parte que mas le va a costar que entender a Ema.
El ruido del agua cayendo cesó, y Ema salió envuelta en una toalla, ni siquiera me dirigió la mirada. Dio un portazo detrás de ella y no la volví a ver.
Estaba amaneciendo cuando decidí golpear su puerta.
No respondía. Gritaba para que me abriera y nada.
- A ver, se que estas ahí. Abrime así hablamos...
- Ya se todo lo que tengo que saber - Exclamó con la voz un poco congestionada. Estuvo llorando, y necesitaba estar ahí para ella, aunque yo fuera el culpable de que derramara esas lágrimas.
- Ema por favor, abrime. Escuchame primero. Después saca tus conclusiones... No te voy a obligar a nada.
Ema abrió la puerta, sus labios estaban rojos, al igual que sus cejas y su nariz. Sus ojos estaban hinchados, y su iris mas claro de lo normal.
Ella salió y yo solo observe su hermosa figura dirigirse hacia el sillón.
Necesitaba que entendiera, y solo contándole toda la verdad lo iba a lograr.
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Jelouuuuu
Okay, quiero saber que opinan de este problema, ustedes creen que se van a separar?
Díganme que harían ustedes en el lugar de Ema.
Perdon por actualizar ahora, me fui de campamento y como que no tenia Internet (fue una salida improvisada)
Y bueno, eso.
Espero que disfruten! Nos vemos en el próximo capítulo. Ciaoooo
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¿Dónde mueren las promesas?
FanficDonde tu risa se desborda, donde brillan las estrellas, donde ya no queda nada... Una verdadera historia de amor entre dos jóvenes contemporáneos. El, una estrella de rock. Ella, una simple joven con grandes expectativas para su vida. Los astros se...