Capítulo 11

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Elizabeth se sentía como en las nubes en ese momento, sin contar con que acababa de despertar.

¿Lo he soñado?

Eso fue lo primero que pensó hasta sentir la misma sensación que cuando la beso. Si, todo había ocurrido.

Giró su vista hacia el otro lado de la cama encontrándola vacía y fue cuando empezó a reír de alegría. Tapó su cara con sus manos cada vez más emocionada.

-Increíble.-dijo para si mirando al techo sin quitar su sonrisa.

-No podría haberlo descrito mejor.-escuchó la voz de su ama y del susto cayó de la cama. Se asomó ligeramente viéndola ya vestida y sentada frente al espejo mientras se pintaba los labios.

-No sabía que estabas ahí.-comentó levantándose del suelo.

-Me di cuenta.-rió levemente la contraria palmeando sus piernas-. Así que la pequeña esta emocionada.-dijo acariciando sus mejillas que empezaban a enrojecerse.

-Si mi Lady, mucho a decir verdad.-respondió con una pequeña sonrisa.

-Así esta mejor.-dio un toque en su nariz bajándola-. Preparate, el desayuno espera.

-Por supuesto mi Lady.-repitió escuchando un bufido de la mayor y la miró sin comprender.

-Alcina.-dijo simplemente-. A partir de ahora llamame así.

-Alcina.-murmuró saboreando su nombre a medida que pasaba por sus labios y asintió-. Por supuesto mi.... Alcina.-carraspeó al ver su expresión-. Es repentino, no puedes pedir que de un día a otro salga sin más.

-El beso también lo fue y no dudaste en devolverlo.

La rubia se quedó sin palabras mirándola.

-Touche.-tomó su uniforme y caminó hacia el baño para cambiarse-. El desayuno estará listo en poco tiempo, la veré abajo.

-Nada de formalismos.-sintió un suave golpe en su cabeza y volvió a asentir.

Creo que va muy rápido en esto.

***

Una vez vestida bajo al comedor viendo las cosas ya servidas y a las hijas de Alcina ya sentadas.

-Supongo que hoy no me toca a mi.-se giró para salir por la puerta cuando se chocó con aquella mujer de vestido blanco.

-¿No estarás pensando irte sin desayunar con nosotras?-posó su mano en su hombro y la guió hacia la mesa dejándola sin vía de escape.

-¿Jugando al escapista otra vez Eli?-rió Daniela al ver como su madre la sentaba en la silla.

-No eres la más indicada para hablar.-la miró mal.

-Niñas, comportaros.-dijo Alcina sentándose en su sitio.

-Si madre/Si señora.-dijeron al mismo tiempo agachando la cabeza.

-¿Hay alguna noticia hoy madre? ¿Algo de lo que debamos encargarnos?-preguntó Bella.

-No hay nada importante el día de hoy pero si que hay una noticia.-miró de reojo a la rubia sentada a su lado-. Elizabeth dejará de trabajar como sirvienta.

.........

Primero fue el silencio, después el griterio.

-¡¿QUÉ?!-gritaron las cuatro mujeres de la mesa mirando a la vampira.

-No es necesario usar ese tono de voz.-regañó tranquilamente mientras bebía de su copa.

-¡No puede hacer eso! ¡¿Por qué lo haría?-se quejó Cassandra sin comprender.

-¡Eso digo yo!-Elizabeth se había levantado de su sitio colocando sus manos sobre la mesa como las hijas de Lady Dimitrescu-. Mi Lady esto no es necesario yo...

-¿Qué te dije?-se quedó callada y tomó aire.

-Alcina esto es ir muy rápido, no tengo porque dejar mi...

-¡¿Alcina?!-volvieron a gritar las tres chicas interrumpiendola.

-¡¿La llamaste por su nombre?!-vociferó Daniela intentando guardar la emoción.

-¡¿Qué cojones esta pasando aquí?! ¡Madre!-Cassandra esperó una respuesta por su parte.

-Ahora Elizabeth y yo, digamos que hemos creado un vínculo de confianza donde puede usar mi nombre sin problema. Y por ello he decidido que deje de trabajar para nosotras. Lleva veinte años así, ya es hora de un cambio.

-¡Esto es el colmo!-se tiró contra su asiento de mala gana mirando a Elizabeth.

-¡Yo no tengo la culpa!-pasó su mirada a la vampira de ojos amarillos quien aguantaba la risa-. De verdad que no es necesario.

-Lo es y así sera.-rendida volvió a sentarse sabiendo que no conseguiría nada.

-Entonces... Ahora si que hay avances.-rió Daniela al ver la cara de la rubia-. ¿Ya pasamos a la parte de besitos?-Alcina la observó abriendo los ojos más de lo debido.

-Mi vida privada no os incumbe mis niñas.

-Dejando eso de lado.-interrumpió Eli deseando que no siguiera ese tema de conversación-. ¿Qué haré ahora?-tomó su taza de café ya frío.

-A partir de ahora me servirás solo a mi y estarías conmigo. Supongo que en términos de etiqueta serías mi mascota.-escuchó toses a su lado para ver a la rubia escupiendo su café en la taza.

-¿Disculpa?

-Lo has oído, ese será tu título. Puede que en un futuro lejano podamos considerarlo de otra forma.-sonrió ladinamente sabiendo que solo la humana lo entendería. Puede que Alcina hablara de una relación pero ahora era como una prueba gratis. Se había emocionado demasiado.

-..... Simplemente perfecto.-musitó levantándose de la mesa-. Voy a por otro café.-dijo antes de que la frenaran.

Las chicas se miraron entre si y asintieron sabiendo exactamente lo que harían con ella. Por otro lado Alcina esperaba que regresará bajo la atenta mirada de su hija menor.

-¿Qué ocurre Daniela?

-Nada, solo que no va a volver.

-¿Por qué lo dices?-se encogió de hombros.

-Palabra de aviso, siempre busca la manera de escabullirse de algo cuando no la gusta o se siente incómoda.-sonrió pensándolo-. Habrá veces que tendrás que ponerle una correa y tenerla cerca si no quieres que huya.-empezó a reir imaginando la cara de la humana si se viera con un collar y una correa.

-Anotare eso.-susurró Alcina pensativa y al ver que no volvía siguió con su desayuno-. Te creo, pensaré en la correa.

No es la primera vez que me lo hace, tiene habilidad para eso.

Justo en ese momento la chica recorría los pasillos.

Mascota, mascota ¿Por qué mascota? Pero la gusto ¿Entonces lo hace por orgullo?

-Aaaahh, solo no quiero pensar en las burlas de Dani.-se quejó.

Las cosas iban a cambiar mucho en su día a día y era algo que descubriría muy pronto.

Eres mi único pensamientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora