Capítulo 92

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Seis meses, ese era el tiempo que había pasado desde su boda. Seis benditos meses que disfrutaron amándose la una a la otra y viviendo sus vidas felizmente.

En ese tiempo habían cambiado algunas cosas en la pareja. Alcina seguía asistiendo a las reuniones de Madre Miranda pero ya no era como antes, ahora solo lo hacía por su título de Lord y por si había algún tema que pudiera afectarla a ella y a su familia. Por otra parte, Elizabeth se había ganado el respeto del pueblo, era tomada como alguien importante aparte del culto hacia Miranda y los Lords por lo que se volvió una figura a respetar y valorar.

Su vida dentro del castillo no era muy distinta a antes. Casi siempre estaban juntas o con las niñas e incluso Donna visitaba ocasionalmente abriéndose más a su hermana y a la rubia. Todo iba bien, mucha paz reinaba el lugar y era algo que ambas apreciaban con todo su ser.

Pero las cosas cambian y no todo puede seguir en un mismo ciclo por mucho tiempo.

En aquel momento la rubia leía tranquilamente sentada cerca de una ventana para no perder las vistas, pero la realidad era otra. Estaba molesta.

Madre Miranda había llamado de nuevo para otra reunión, aunque era cierto que llevaban un par de semanas sin saber nada de ella. Eso era lo que más la preocupaba puesto que sabía que estaba planeando algo. Y ese algo no iba a ser nada bueno.

-¡Mamá!-saltó Daniela sobre ella tirándola al suelo y abrazándola fuerte.

-¡Dani!-se quejó sobandose la cabeza-. ¿Qué te dije de hacer esto?

-Que lo hiciera en un sitio donde no te golpearas fuerte.-recitó al pie de la letra-. Pero no podía evitarlo.-la levantó y tiró de ella-. ¡Han llegado mamá!-empezaron a flotar recorriendo los pasillos.

-¿El qué?-entonces se quedó pensando y su cara palidecio.

Las novatas.... Mierda.

Sí, a diferencia del resto de la familia Dimitrescu ella aborrecía cuando llegaban nuevas sirvientas. No la traían buenos recuerdos pero al menos tenía un aperitivo que llevarse a la boca.

Llegaron a la sala principal donde Judy las explicaba absolutamente todo a la fila de unas nueve novatas. Las otras dos también estaban allí arriba, observando desde las escaleras dando saltitos de emoción.

-No puedo esperar a cuando podamos llevarnoslas a los calabozos.-rió Bela.

-Y podamos escuchar sus gritos.-siguió Cassandra.

-¡Yo quiero probar a la mejor!-añadió Daniela soltando su mano.

Panda de psicópatas que sois pero como os quiero.

-¿Y tú mamá?-preguntó la mediana acercándola a la barandilla para que las viera.

-Hm... Puede que si saboree a alguna.-pasó su lengua entre sus labios haciéndolas reír. Un chasquido de dedos y un golpe de tacón fue la señal de Judy para ellas.

Las niñas bajaron a toda velocidad apareciendo frente a ellas con sus rostros ensangrentados provocando que algunas chillaran y otras se apartaran. Debía admitirlo, si que era divertido.

Ahora era el momento de su aparición estrella, sobretodo en cuanto vio a Cass con la mano en su hoz dispuesta a sacarla.

-¡Niñas!-llamó con un tono serio mostrando autoridad mientras bajaba los escalones con una lentitud horrenda por los nervios que las causaba a las jóvenes, quienes ya empezaban a temerla por su altura.

Cuando vean a Alci les dará un paro cardíaco.

Sonrió de lado al pensarlo y terminó de bajar colocando sus manos en su espalda mientras se aproximaba a ellas.

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