Capítulo 74

2.4K 226 180
                                    

¿Cómo debería hacerlo?

La joven humana llevaba desde la mañana pensando en como debería pedírselo. Quería que fuera la cosa más bonita y especial, que fuera el mejor día de su vida. Pero su experiencia con estas cosas era casi nula y la costaba llegar a algo.

Lo primero que tenía que hacer era conseguir un anillo, eso estaba claro. La cosa era que tipo de anillo le quedaría mejor a una diosa como Alcina.

También pensaba en el momento, el lugar donde lo haría y su ambientación. Eran tantas cosas que incluso su cabeza no daba para tanto.

-Hoy viene el duque.-anunció Bela-. Estoy deseando ver que cosas tiene.

¿El Duque?

Los verdosos ojos de la humana se iluminaron mientras escuchaba como sus hijas hablaban sobre lo que querrían comprarle.

Siempre tiene lo que se necesita, mejor oportunidad que esta no voy a tener.

Por desgracia, Alcina se dio cuenta de su expresión y no tardó en agacharse detrás de ella mientras la abrazaba.

-¿Tú también vas a comprar algo?

-Sí, una jaula para pintalabios. Si eso me vale para deshacerme de él, bienvenido sea.-bromeó sintiendo un ligero golpe y un toque cariñoso en la nariz-. Ni siquiera usas el que te di.

-Si lo hago, pero me gusta molestarte con el otro.-admitió.

-Que cruel eres.-sonrió tomando su mano besándola-. ¿Te apetece si damos una vuelta? Tú y yo, no quiero traumar a las nenas.-dijo al saber que habían empezado a susurrar cosas sobre ellas.

-Contigo cualquier cosa.

Pasearon durante un largo rato, unas horas puede ser pero para ellas el tiempo no pasaba. Era algo agradable que no querían terminar. Pero lo que Alcina no sabía es que Elizabeth estaba midiendo más o menos como era su mano para saber el tamaño perfecto para el anillo. Lo malo es que el guante lo dificultaba, así que acabo quitándoselo para volver a entrelazar sus manos.

-¿Hm?-la vampira la miró a la espera de una explicación solo para verla sonreír.

-Sabes lo que me gustan, no las escondas de mi.-apretó un poco su mano para que salieran sus garras haciéndola reir-. Eres un gato gigante Alci.

-Deja de hacer eso.-negó con la cabeza acariciando la pequeña mano de la humana para después tomarla en sus brazos y besarla.

Todo va bien, aún no se ha dado cuenta.

Aquella misma tarde y asegurándose de que las niñas ya habían visitado al Duque, entró ella para verle.

-Señorita Elizabeth.-saludó-. Un placer volver a verla.

-Ha pasado tiempo Duque.-respondió de la misma manera.

-Y veo que usted no lo ha perdido. Si supieras la de historias que me contaron las jovenes Dimitrescu de su mamá.-la rubia carcajeó solo de pensarlo.

-Ya ves, las cosas van mejor de lo que querría.-comentó acercándose a su puesto y estrechando su mano-. Creo que ya sabes porque estoy aquí.

-Oh, me veía este momento llegar desde que supe de tu admiración hacia la Lady de este castillo.-sonrió buscando detrás de él-. Y creo tener exactamente lo que buscas, ma belle.-sacó una caja rectangular algo grande y la abrió mostrando varios tipos de anillos, todos ellos distintos-. Deleitate con lo que ves y si quieres consejo aquí me tienes.

-Ya me conoces, no soy muy experta en esto.-se fijó en cada anillo, en sus detalles y relieves, pero había algo que siempre la faltaba. Por lo menos hasta que vio un anillo similar al collar que ella misma le regaló.

Eres mi único pensamientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora