Capítulo 101

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El momento había llegado.

Elizabeth observaba el horizonte con una tranquilidad impresionante, teniendo en cuenta todo lo que iba a pasar aquel día. Analizaba todo lo que su madre la había hecho ver y sus posibilidades de batalla. Todo ello incluyendo que el plan se había puesto en marcha el día anterior.

Ethan había regresado de su pequeña misión acerca de recuperar el frasco que Moreau poseía, pero no había conseguido acabar con él. Por obvias razones, tampoco lo había puesto de su parte, pues el Lord solo tenía ojos para su querida Madre Miranda. Era previsible.

El siguiente paso era que Ethan juntara los trozos en el pedestal, junto al lugar de la ceremonia. Miranda aparecería allí y ellos la estarían esperando.

Parecía fácil, pero en el fondo conocía bastante bien a la diosa. La pelea iba a ser de todo menos sencilla.

Sintió peso sobre sus hombros haciendo que su mente dispersara todas las nubes de pensamientos que la nublaban en ese momento, para así ponerle atención a aquella que la reclamaba. Lady Dimitrescu estaba justo a su lado con rostro preocupado.

-¿Sigues pensando en todo esto?-preguntó inclinándose un poco.

-No puedo evitarlo, no sabiendo lo que se nos viene encima.

-Aún me gustaría saber que es lo que viste, el que te hizo estar aún más segura de la batalla. Puedo notar algo más que odio hacia Miranda viniendo de ti.-sus ojos buscaban los verdosos de ella queriendo descrifrar algo.

-Sé que te prometí que no te guardaría secretos.-suspiró-. Y esto lo sabrás antes de lo que te esperas. Confía en mi.-la sonrió levemente tomando su mano para que ambas vieran el atardecer cerniendose sobre ellas. El acto comenzaría al anochecer, donde las criaturas de la noche se volvían más fuertes.

Alcina estaba nerviosa, no había participado en guerras de esta manera, sin contar ataques de cazadores en sus dominios. Pero esto era muy distinto y la preocupaba hasta donde llegaría su amada.

-El idiota de Heisenberg ya ha puesto en marcha sus tropas. Están dirigiéndose lentamente y en grupos para no llamar la atención de Miranda.-informó.

-Aún así los cuervos la informaran de la avanzadilla. Aunque, con mucha suerte, es posible que piense que es una revolución de Karl y no nuestra.-apretó su mano sin darse cuenta-. ¿Donna y Angie?

-Ellas saldrán dentro de poco usando sus alucinaciones para protegerse. Nos asistirán en la batalla con las muñecas que decidieron luchar.

-Bien.-meditó en su interior para centrarse en las siguientes palabras-. Alci....-la mayor giró su cabeza para mirarla-. Quiero dejar algo en claro. En la pelea lo más seguro es que Miranda vaya a atacarte para infringirme daño. Es un truco despiadado de ella, igual que con aquella lanza.-la recordó-. No quiero que estes atenta a mis heridas o a las veces que ella me ataque. Centrate en ti y en defenderte a ti misma. No quiero que te hiera, mucho menos que te haga algo grave o....-se calló sin querer decir esas palabras.

-No podré evitarlo, estamos juntas en esto Elizabeth.

-Pero Miranda y yo somos algo aparte de vosotros.-la interrumpió-. Irá a por mi y si os ataca es porque estaréis en medio o para dañarme. Y no quiero que eso ocurra. Prometeme que te defenderas con todo.

-Elizabeth no puedo...

-Prometemelo.-volvió a decir mirándola fijamente. Alcina dudo mucho con esto, pero también conocía las crueles tácticas de Miranda y temía que tuviera la razón. Debía confiar en ella como no lo había hecho antes.

-Lo prometo.

***

Los últimos preparativos ya estaban hechos, ahora solo quedaba despedirse de las pequeñas.

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