Capítulo 82

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El tiempo seguía pasando y la nueva vampira iba evolucionando poco a poco y se acostumbraba a su nueva condición. Tanto ella como Alcina estaban aprendiendo de la otra, más cuando desarrolló habilidades distintas a las de Alcina.

La primera fue casi de casualidad y de no ser por la perspicacia de la mayor ninguna se habría dado cuenta.

Estaban bajando las escaleras con tranquilidad hablando de los pedidos de vino de ese mes.

-Puede que el Duque nos ayude a conseguir más clientes y proveedores para el negocio. Ese hombre tiene don de gentes.-propuso la menor.

-No es mala idea, pero no vendrá hasta la semana que viene.

-Siempre podemos ir a buscarle a la villa, me apuesto lo que quieras a que estará por allí.-pensó por un momento-. ¿Los papeles están en el estudio?

-¿Los de la cosecha y el número de compradores?-la rubia asintió mirándola-. Estan todos allí, encima del escritorio.

-Iré a por ellos para que verifiquemos las cosas antes de entregárselos a él. Ahora vuelvo.-besó su mano y fue con paso acelerado hacia su destino para no hacerla esperar.

Lo que Alcina no esperaba era que hubiera tardado apenas tres minutos.

-E.... Elizabeth... ¿Cómo...?-se quedó mirando el reloj de la pared con gran sorpresa.

-¿Qué pasa?-dejó los papeles a su lado y movió su mano frente al rostro de su amada-. Tierra llamando a Alci ¿Sigues ahí?

-Has tardado tres minutos.-soltó sin más mientras la menor la miraba sin comprender-. Ni corriendo habrías ido y vuelto en tan poco tiempo.-seguía sin creerla-. ¡Fijate en la hora!

Elizabeth observó el reloj pero no la servía de mucho al no saber cuando se había ido.

-Mi amor, no te lo tomes a mal pero ¿No crees que estas exagerando?-ladeó la cabeza encontrándose con la mayor de brazos cruzados.

-¡Entonces hazlo otra vez! Te demostraré que tengo razón.-tiró de ella levantándola y la empujó hacia la puerta-. Viste la hora, sin trampas, verás como digo la verdad.

-Si no te estoy diciendo que mientas.-antes de seguir ya le había cerrado la puerta y soltó un largo suspiro-. Enfadica.

Finalmente fue al estudio y volvió solo para ver como Alcina la giraba hacia el reloj.

-¡Ahora mira bien!-entonces se dio cuenta de lo que la decía.

Cuatro minutos... No puede ser. Se suele tardar una media de diez minutos si no hay distracciones.

-¡Ja! ¡Te lo dije!-sonrió victoriosa ante la cara que había puesto-. Así que te has vuelto más rapida.

-A ver...-carraspeó-. No soy flash pero supongo que mi velocidad ha aumentado sin que me diera cuenta. Aunque....-su sonrisa se extendió al mirar a Alcina de reojo-. Puede que me venga bien eso de ser más rapida.

-Es una buena habilidad.-añadió sin darse cuenta de la trampa mientras Elizabeth agarraba un matamoscas y lo escondía detrás de ella-. Te servirá mucho cuando tu enemigo sea más fuerte.

-Gracias por el consejo.-la dijo pasando por detrás de ella. Levantó su mano rápido y golpeó su trasero con el matamoscas antes de salir corriendo-. ¡Lo usaré sabiamente!

-¡Ah!-chilló la vampira al sentir el golpe-. ¡Elizabeth vuelve aquí ahora!

La segunda cosa que descubrieron fue mientras ambas dormían, apenas unos días después de aquello. Elizabeth dormía de lado abrazada a Alcina, pues la dolía estar sentada o tumbarse hacia arriba por culpa de cierta vampira vengativa, mientras la contraria la dejaba usarla como almohada.

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