Capítulo 77

2.2K 240 102
                                    

El viento azotaba con fuerza el rostro de ambas mientras Alcina sobrevolaba los alrededores del castillo buscando donde aterrizar. Elizabeth observaba como los lycans de Heisenberg rodeaban la entrada deshaciéndose de todo aquel no deseado.

La rubia solo podía imaginar la destrucción que habían creado tratando de asaltar su hogar. Todo esto era demasiado y ni siquiera sabía del porque. Primero unos cazadores de villas lejanas y después wendigos, criaturas del bosque que nunca trabajaban en grupo. Todo muy extraño.

-Tsk...-se quejó sintiendo ardor en su espalda llamando la atención de la dragona.

-¿Qué ocurre?-se giró viéndola mientras ella negaba con la cabeza.

-No es na...

-¡Estas sangrando!-la menor tomó su rostro rápidamente previniendo cualquier explosión de ira o regaño por su parte.

-Es solo un rasguño, nada que un par de curas no puedan arreglar.-besó sus labios con suavidad y se apartó de ella mirando al frente-. Acabaré pareciendo un muñeco de trapo.-bromeó sacando una pequeña sonrisa-. Bajemos ya, los lycans despejaron más o menos la zona. Te cubriré mientras regresas.

El aterrizaje fue mejor de lo esperado, Elizabeth saltó de su lomo hasta el suelo y empuñó la lanza al ver como Heisenberg se colocaba a su lado.

-¡Más vale que te des prisa pedazo de zorra con alas!-gritó sujetando su martillo-. ¿Lista rubita?

-Nací lista perro.-ambos sonrieron y no esperaron ni un segundo más para lanzarse hacia los atacantes.

Las balas volaban a su alrededor, pero gracias al magneto que tenía como compañero, Elizabeth podía proteger a la dragona sin apenas problemas. Los rugidos de las criaturas aumentaban y fue cuando ella se percató.

No me jodas.

-Karl, hay wendigos aquí.-avisó notando el humo que el cuerpo de Lady Dimitrescu desprendía al volver a la normalidad.

-¡¿También?! ¡Me cago en la puta, Urias!-llamó al alfa de los lycans-. ¡Ve!-ordenó-. La próxima vez que queráis montar una fiesta así avisarme con un poco más de tiempo.

-¡Oh perdona, no sabía que ibas a fiestas!-se burló parando un golpe que iba directo hacia él-. De nada.

En ese momento una daga iba a ser clavada en su abdomen de no ser por un conjunto de garras que la frenaron y partieron por la mitad. Alcina se colocó frente a la humana decapitando a aquel cazador.

-Creo que eso debería decirtelo yo.-sonrió con orgullo mientras la menor se colocaba junto a ella.

-Eso parece, te debo varias hoy.-sonrió de lado-. Ahora o nunca Alci, solo quedan los de dentro.

Los tres corrieron encontrándose las puertas abiertas pero por suerte para ellas el calor era abundante.

-¡Iré a buscar a las niñas!-habló Elizabeth-. Karl, ve a la planta de arriba.

-¡Llevate un par de lycans!-gritó mandándoles a su lado mientras corría hacia dentro-. Demuestrame que sabes usar esas garras Cina.

-Con gusto, niño.

***

-¡¿Cuántos quedan?!-chilló la menor de las tres al ver como el último moroica moría.

-¡Son demasiados!-dijo Bela del mismo modo cubriendo a su hermana y entrando a una de las celdas que estaban abiertas-. ¡Cassandra!

Eres mi único pensamientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora