Capítulo 64

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Elizabeth y Alcina no se habían separado ni un solo minuto de la otra, no se atrevían a hacerlo. La rubia se estaba recuperando poco a poco de sus heridas gracias a los múltiples cuidados de la mayor. Decir que Alcina se había vuelto toda una enfermera era poco.

-Tienes que comer algo Elizabeth.-dijo apoyando la bandeja en sus piernas.

-No tengo muchas ganas Alci.-susurró la menor. Aún la costaba comer sólidos, su estómago ahora soportaba menos cantidad de comida debido al tiempo sin comer y eso solo la hacía aborrecer la comida por completo.

-Pero tienes que recuperarte, así que vas a comer un poco.-la vampira se cruzó de brazos mirándola fijamente como una madre regañando a su hija.

-¿No me voy a librar?-sonrió levemente consiguiendo una pequeña risa de su amada mientras negaba con la cabeza-. Esta bien.-fue a tomar la cuchara para comer el pequeño puré que la habían preparado cuando Alcina se la adelantó-. ¿Pero qué...?

-Tus dedos.-los señaló con la mirada viéndolos vendados y algunos de ellos sujetos con pequeñas barras-. Aún no han terminado de repararse. Deja que yo te ayude.

-Con lo mala enferma que soy y tú en persona tienes que ser mi cuidadora.-rió ante la ironía y se dejó alimentar por la mayor sabiendo que sería peor si se negaba. Una vez había terminado las niñas entraron a la habitación para hacerla compañía.

-¿Cómo te encuentras?-Bela se sentó junto a ella.

-Mucho mejor ahora que estoy aquí mis nenas.-una imagen pasó por su cabeza. De un momento a otro vio todo su alrededor cubierto de sangre y escuchaba las risas de su pareja y de sus hijas burlándose de ella.

Otra vez no.

Negó varias veces con la cabeza deshaciéndose de ese mal recuerdo. Ninguna de las chicas pasó el gesto por desapercibido y su preocupación subió al momento.

-¿Eli? ¿Pasa algo?-sintió las caricias de Daniela por su espalda tensandose con el tacto. La pelirroja sintió el cambio en su postura y apartó su mano con pena.

-No Dani.-tomó su mano con cuidado-. Esta bien, de verdad. No me incomoda.-la abrazó queriendo borrar todas esas imágenes. Por otra parte Alcina contemplaba todo esto pensativa.

También te hizo ilusiones con ellas ¿Cómo ha podido querer romperte de esa manera?

Sabía que era cuestión de tiempo que hablaran de lo que había pasado, pero no quería presionar los botones equivocados con un tema tan sensible como este.

-¿Qué os parece si doy una vuelta con vosotras?-sugirió la menor queriendo animar las tristes caras de las jóvenes Dimitrescu.

-¡Sería genial! Quiero decir... Si claro, como quieras.-carraspeó Cassandra mirando a otro lado.

-No no hijas, Elizabeth tiene que recuperarse del todo. No puede caminar sin más.-interrumpió Alcina haciendo que todas se quejaran.

-Entiendo eso... Apenas siento mis pies ahora. Pero tenemos una silla de ruedas ¿Recuerdas? Solo será un momento, lo prometo.-Alcina lo pensó por unos minutos. No debería dejarla salir siquiera de la habitación pero conocía sus escapes de todas las veces anteriores.

-Esta bien, pero yo te llevare. No quiero que acabes al final de las escaleras.-habló para emoción de Daniela, quien tardó milésimas de segundo en aparecer con la famosa silla de ruedas.

Una vez preparadas salieron de la habitación dejando que la menor respirara aire fresco por una vez y la recorrieron por todo el castillo mientras las niñas jugueteaban entre ellas o la hablaban de miles de cosas distintas.

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