Capítulo 25

3.5K 345 87
                                    

¡RESISTE!

Los ojos de la joven rubia se abrieron poco a poco sintiendo todo su cuerpo entumecido. No sabía donde estaba, no era capaz de ubicarse hasta que sintió un par de toques en su hombro para ver a aquella muñeca.

-Al fin.-la miró para girarse-. ¡Ya esta despierta!-gritó llamando la atención de su creadora quien no tardó en acercarse.

-¿Puedes oirme Elizabeth?-preguntó examinando su cuerpo.

-Si...-sentía la garganta muy seca y apenas podía moverse. Donna levantó un poco su cabeza y la dio de beber un poco de agua. Se sentía rara, sobretodo la cara-. ¿Qué tengo...?-notó una especie de máscara que tapaba su rostro con excepción de los ojos y la boca.

-¡No te la quites!-regañó Angie al ver sus intenciones-. La máscara es para cuidar tu herida idiota ¡Asi que estate quieta!

Que mal genio.

-¿Recuerdas lo que pasó?-las imágenes volvían a su mente con velocidad quitando sus esperanzas de que fuera un mal sueño-. Tuviste suerte de sobrevivir, perdiste mucha sangre. Tienes heridas profundas en tu abdomen y pecho asi que no te recomendaría moverte. En cuanto a tu antebrazo...-giró un poco la cabeza viendo a través de la máscara todo su brazo izquierdo vendado-. El periodo de isquemia fue corto por lo que pude reimplantartelo, pero tendrás que hacer recuperación para que vuelva a moverse.

-No sabía que eras médica.

-Solo se me da bien reparar y coser cosas.-sonrió bajo su velo-. Intenta descansar un poco más.

-¿Y Alci?.... ¿Dónde esta ella?

Necesito verla.

-Ella..... Tan solo descansa.-iba a quejarse cuando sintió los dedos de la chica posarse suavemente en sus labios-. Te contaremos todo cuando despiertes, ahora duerme.

Asintió sabiendo que no podía hacer otra cosa, además que el sueño la invadía y se sentía agotada. Por esta vez había escapado de la muerte.

***

Alcina abrió los ojos volviendo en si. Frotó su rostro con el dorso de su mano y observó alrededor. Estaba en una celda.

-¿Qué ha pasado?-pensó en voz alta. Entonces se fijó en sus prendas las cuales estaban cubiertas de sangre. Su pulso se empezó a acelerar en cuanto los recuerdos llegaban a su mente-. No.... ¡No no!

¡Por favor no! ¡Dime que no lo he hecho!

Se levantó precipitadamente queriendo saber si estaba bien, deseaba que siguiera con vida más que nada. Entonces aquellas tres figuras encapuchadas aparecieron frente a la celda donde estaba su madre al escuchar sus gritos.

-¿Estas bien madre?-preguntó Bela desde el otro lado-. Tuvimos que darte fuerte para poder apartarte de ella.

-¿Fuerte? ¡¿Fuerte?!-se quejó Cassandra-. ¡Maldita sea tuvimos que encerrarte! ¡No eras capaz de volver madre!

Alcina era incapaz de creer que todo esto fuera real, pero sabía que todo había ocurrido. Se acercó a las barras y besó a sus hijas como pudo para después mirarlas fijamente.

-Ella.... ¿Ella esta..?

-Esta viva.-interrumpió Daniela-. Despertó hace un par de horas y esta estable.-tomó suavemente la mano de su madre-. Pero esta grave, apenas puede moverse o bueno Donna no la deja.

-Insiste en verte. No ha parado de pedirlo desde que despertó aunque ahora estará dormida otra vez.-añadió Bela.

-Madre.... ¿Qué vas a hacer?-preguntó la hija mediana mientras veía a su madre sentarse contra la pared.

¿Qué he hecho?

***

La joven rubia volvió a despertar menos adolorida o eso quería pensar. Abrió los ojos con pesadez al sentir pequeñas cosquillas en su brazo derecho.

-¡Eli!-se contuvo de saltar sobre ella y la abrazó como pudo evitando que se moviera.

-¿Dani?-tosió un poco a lo que la pelirroja no tardó en darle agua-. Hola....

-Hola.-devolvió el saludo y tomó su mano-. ¿Cómo te sientes?

-Drogada, no se que mierda me esta dando Donna pero se siente igual.-murmuró sonriendo de lado al ver a la mencionada de brazos cruzados.

-Si hicieras más caso y no te movieras  no tendría que medicarte tanto.-bufó sentándose cerca.

-Siempre ha sido una mala enferma. Debías haberla visto correr por todo el castillo para no tomar una medicina.-soltó entre risas.

-Oh callate.-rió un poco y miró a la vampiresa-. Dani ¿Y tu madre?

-Sabía que preguntarías.-suspiró dando un silbido para que poco después llegaran sus hermanas-. Hay que decírselo o esta terca no dejará que la curen.

-Con lo madura que pareces y eres idiota.-soltó Cassandra mientras Bela se sentaba en la camilla donde estaba.

-Escuchamos algo extraño cuando pasamos por vuestro cuarto y pensamos que era otra cosa hasta que te oímos gritar. Separamos a madre de ti y llamamos a Donna para que te salvara.-explicó.

-Gracias por eso, no teníais ninguna razón para hacerlo.-carraspeó-. ¿Y Alci?-las hermanas se miraron entre si-. Al menos decirme como esta. Por favor.-suplicó.

-Madre esta en una celda. Tuvimos que dejarla ahí hasta que volviera a la normalidad pero ahora se niega a salir.-Cassandra extendió una nota a la mano buena de la humana-. Te ha escrito esto.

Sin duda alguna esa letra en cursiva y tan limpia era de ella.

Mi querida Elizabeth, lo siento tanto. No sé que es lo que ocurrió y me arrepiento de ello, pero ahora no puedo verte. No soportaría ver lo que te he hecho. Ruego tu perdón mi pequeño cervatillo y espero que te mejores rápido de esto.

Siempre tuya, Alcina.

Elizabeth soltó un suspiro mientras los nudos se formaban en su garganta. No quería llorar pero sus ojos ardían y no fue capaz de evitar que algunas lágrimas cayeran. Sin dejar la pequeña carta la posó en el lado izquierdo de su pecho, justo en su corazón y mordió su labio.

Las chicas la miraban sin saber como actuar, no estaban acostumbradas a ver a alguien llorar sin que fuera una de sus presas pidiendo clemencia. Daniela volvió a abrazarla y jugó con su cabello tratando de consolarla. Bela simplemente posó su mano en su pierna y Cassandra no dejaba de mirarla. No podía seguir así.

-Tranquila, todo irá bien. Volverás a ver a madre pronto y todo quedará como un mal sueño.-dijo lo más calmada posible para ver como asentía.

-Gracias.... Gracias a todas...-miró a Donna dándola a entender que también iba para ella a lo que solo asintió.

Pero muy en el fondo de ella Elizabeth sentía el deseo de verla, lo necesitaba. Y eso haría aunque tuviera que irse arrastrando por el suelo.

Eres mi único pensamientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora