Capítulo 38

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Ese día ninguna despertó en su cama con excepción de Alcina. Ella llevaba despierta desde hace rato y las miraba a las cuatro envueltas en una de sus mantas para poder cubrirlas a todas. Era algo bastante lindo de ver y no podía evitarlo. Por obvias razones las dos más tranquilas al dormir eran las rubias, ya que Bela se había quedado en su lado sin estorbar a nadie y Elizabeth apenas se movía. Cassandra y Daniela eran otra historia, una de ellas estaba acostada atravesada entre la otra y entre Elizabeth y su parte de la manta apenas las cubrían de las patadas.

Una de ellas empezó a despertar abriendo sus ojos verdes poco a poco hasta ser capaces de enfocar la vista. Se sentía comoda, demasiado. Estaba caliente y apenas podía moverse. Movió un poco su cabeza dándose cuenta de que parte de Daniela estaba sobre ella y que las otras dos también dormían a su lado. Para su sorpresa era Bela quien la abrazaba con cuidado y sin moverse.

¿Y yo cómo me levanto de aquí?

Alcina rió un poco al ver la cara de la humana al intentar moverse. Se acercó a ella dejándose ver.

-Buenos días.-susurró Elizabeth con una sonrisa.

-Buenos días.-respondió viendo a sus hijas-. Creo que lo tienes algo difícil.

-¿Algo? Me siento una pieza de tetris bien encajada.-comentó con una risilla-. ¿Me ayudas?

Alcina sonrió y sabiendo que era temprano y que ellas no iban a querer levantarse cargo a las dos más pequeñas en sus brazos. Bela seguía aferrada a Elizabeth quien decidió cargarla ella misma hasta su cuarto. Abrió la puerta con cuidado de no hacer ruido y la dejó en la cama.

-Gracias... Por querer a mama.... -escuchó a la mayor susurrar.

-Gracias por dejarme quererla Bela.-la vio sonreír adormilada y como volvía a dormirse mientras ella cerraba la puerta-. ¿Ya están?

-Apenas se movieron cuando las acosté. Vamos, estarás hambrienta.-la tomó en brazos llevándola hasta el comedor.

-¡Alci! Puedo caminar.

-No en mi turno señorita.-la besó apasionadamente evitando cualquier otra queja.

***

-¡Mi señora! ¡Me alegro de su mejoría!-dijo Heather aprovechando que Alcina no estaba cerca.

-Yo también lo hago.-sonrió la mayor de las dos.

-He.... He oído que las cosas van bien con Lady Dimitrescu.-comentó la criada.

-Si... Es mi pareja al fin y al cabo.-dijo Elizabeth sin comprender a donde quería llegar con eso.

-¡Oh perdona! Solo era curiosidad.-rió nerviosa inclinándose ante ella.

-No es nada...-iba a decir algo más hasta que se asomó a una de las ventanas cerradas. Creía que la espiaban, se estaba volviendo muy paranoica-. Iré a adelantar un poco del trabajo perdido ¿Cómo van los experimentos?

-Todas evolucionando como debían mi señora.

-Eso es bueno. Preguntaré después a Alcina sobre la producción del vino.

-Creo que debería olvidarse del trabajo un poco. También necesita tiempo para usted.

-El trabajo es una pequeña distracción, no te preocupes por eso.-Heather tomó su mano despacio sonriendola.

Eres mi único pensamientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora