Capítulo 29

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Ambas habían decidido lo mismo, sobretodo Elizabeth. Iban a recuperarse la una a la otra, no podía aguantar más esa lejanía entre ellas.

-¿Cómo lo harás?-preguntó Daniela caminando a su lado.

-No lo se, algo se me ocurrirá supongo.-estaba seria, pensativa.

-Oye Eli.... Cualquier cosa tienes mi apoyo.-la humana sonrió posando su mano en la cabeza de ella.

-Gracias Dani.-sonrió con sinceridad y siguió andando ella sola.

Pero ¿Cómo lo haré? Tengo que acercarla a mi.

Decidió que lo mejor era ir a donde ella estuviera, estar más tiempo a su lado y demostrarle que no había nada que temer.

Los días pasaban y la cosa no funcionaba del todo, si podían estar juntas a solas por horas pero todos los gestos de cariño ya fueran caricias o besos habían desaparecido. Era como volver a ser una criada e incluso peor.

-Hey Alci.-saludó entrando a su sala viéndola tocar el piano.

-Hola Elizabeth.-dijo de la misma manera sin dejar de tocar. La rubia se sentó observándola maravillada por las piezas tan complejas que era capaz de tocar.

-¿Algún día sabré tocar como tú?

-Solo con mucha práctica.-añoraba su compañía cada vez que estaba a sola y su corazón se reconfortaba al estar juntas pero seguía siendo incapaz de acercarse por propia voluntad.

-Bueno, tengo una buena maestra. Cuando esta no me pone de los nervios antes claro esta.-bromeó sirviendo algo de vino y dándole la copa-. ¿Sigues indecisa Alcina?-vio como tomaba la copa con cuidado de no tocarla.

Es difícil para mi también Eli.

-Creo que.... Va siendo hora de que te las enseñe.-suspiró sabiendo que tendría que enfrentarlas tarde o temprano.

-¿De qué hablas?-la vio desprenderse de su ropa dejando la parte superior desnuda excepto por el sujetador. Se encontraba de espaldas esperando a girarse y fue cuando entendió-. Si lo ves necesario hazlo.

Elizabeth se preparó mentalmente para cualquier reacción y dio media vuelta. Los ojos de Alcina estaban llenos de horror al verla. Varias cicatrices surcaban todo su vientre y parte de su pecho. Casi no había ni una parte del abdomen que no tuviera una. Se presionó a si misma más contra su asiento temerosa al verla caminar hacia su dirección.

-¡NO! ¡No vengas!-quiso levantarse e irse de allí lo antes posible pero Elizabeth fue más rápida. Tomó una de sus manos temblorosas y colocó una de sus rodillas sobre sus piernas para evitar que se fuera-. No.... Eli no....-quitó suavemente el guante que portaba dejando su mano libre. La acercó despacio a su tripa y tragó duro pues ella también temía. La posó con delicadeza haciendo que recorriera todas sus cicatrices.

-Estoy aquí Alcina.-susurró sin apartar la mirada de ella-. Contigo. Y no pienso dejarte.-dejó su mano libre en la mejilla de la mayor y la besó con suavidad. Hacía tanto tiempo que no sentía sus labios.

El beso fue lento, necesitado pero no voraz. Se separaron a los segundos y juntaron sus frentes.

-Te amo.-dijeron al mismo tiempo.

***

-Madre, Donna acaba de llegar.-avisó Cassandra.

-Hora de irme, querrá hablar contigo a solas.-la rubia se levantó de su sitio y siguió a la azabache.

Estos meses te han cambiado. Estas más seria últimamente aunque hay veces donde vuelves a ser la que eras. Espero poder ayudarte y cambiar eso.

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