Capítulo 93

1.8K 213 180
                                    

Los días fueron pasando sin ningún problema, pero Elizabeth sabía que siempre había paz antes de una gran tormenta y aún así no debía dejar que su preocupación se notara. Fue por eso que aquel mismo día decidió hablar con alguien sobre esto.

-Si quieres hablar en persona tendrás que venir aquí. Sabes que Miranda puede tener espías en todas partes menos en mi fábrica.-comentó el perro a través del telefono.

-En eso tienes razón.-suspiró observando por la ventana-. ¿Te viene bien ahora? No quiero que Alcina tenga algo que ver, no por el momento.

-Tarde o temprano tendrás que hablarlo con ella, te guste o no.

-Lo se, pero conozco sus respuestas respecto a esto. Se pensará que me preocupo por nada, no lo tomará en cuenta. Prefiero decírselo cuando vea la verdad de frente.-escuchó como Heisenberg encendía su puro y como carraspeaba pensativo.

-Eso ya es cosa tuya, no me meteré en lo vuestro. Te espero aquí.... Rubia teñida.-dijo antes de colgar.

-¡Imbecil!-gruñó ella-. Maldito perro estúpido.-refunfuñó colgando el teléfono y preparándose para salir. Su intención era irse y volver antes de que la vampira se diera cuenta, pero nada sale como lo planeas.

-¿Adonde vas?-escuchó su hermosa voz detrás de ella causando que un escalofrío pasara por su espalda.

-Voy a ver a tu hermano un momento, no me tomará mucho tiempo.-contestó sin llegar a mentirla.

-¿Acaso no puede venir aquí?-gruñó bajo.

-Alci...-empezó sabiendo hacia donde quería llegar-. La villa me respeta, no tendré problema con nada. Puedes estar tranquila.

-¡Pero...!-la calló con un beso que no dudo en devolver.

-Nada de peros, llegaré a la hora de comer.-se despidió de ella y salió por las puertas tomando su caballo. Para ella los carruajes eran demasiado lentos y quería acabar lo antes posible.

En parte me da pena haberme ido así pero tiene que entender que puedo cuidarme por mi misma. Mi Alci se preocupa demasiado a veces.

Llegó antes de lo esperado a la fábrica y dejó atado su caballo en la entrada. Sabía que ese lugar era un maldito laberinto así que se quedó quieta esperando a que su cuñado viniera a buscarla.

-¡Joder!-abrió la puerta viéndola-. ¿Estas esperando una invitación? ¡Venga!-tiró de ella.

-No es mi culpa que este lugar sea todo igual.

-Si si, lo que tú digas nenita.-la guió hasta su lugar principal de trabajo y la dejó sentarse mientras él gritaba hacia alguien por un agujero-. Que cosa más molesta.-gruñó cerrando la tapa-. Directos al tema rubita.

-Directos entonces.-se cruzó de brazos y cambió a su seriedad-. Tanto tú como yo sabemos que Miranda tiene algo entre manos y apuesto a que tú tienes la respuesta.

-Algo se, se esta haciendo pasar por la madre de la criatura a la que quiere llevarse para traer de vuelta a su hija.-explicó-. Y algo me dice que el padre es alguien especial para que ella no le haya matado y huido con la niña.-negó con la cabeza-. Pero de momento lo que a nosotros nos importa es como nos afecta esto.

-Ten en cuenta que una vez que Miranda consiga lo que quiere no necesitara nada más.-se levantó y tiró de la manta que cubría el panel donde Heisenberg tenía todo su plan-. Incluidos la villa y los Lords.-se fijó en las fotos antes de seguir-. Y tú lo sabes, si ese hombre llega a ser importante o especial, lo usará en nuestra contra.

-Me gusta como piensas aunque no signifique nada bueno.-rió acercándose a ella-. Tengo un ejercito y un "plan" en caso de que ocurra lo inevitable. Pero tú tienes una familia que proteger.

Eres mi único pensamientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora