Capítulo 89

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Necesito comprobar si es cierto.

Aquel odioso pajarraco había descendido hasta quedar en una de las gruesas ramas de uno de los árboles del jardín dispuesta a espiar de nuevo a la pareja que tan poco la gustaba. De no haber sido por aquella mocosa, Alcina seguiría de su parte sin importar que.

Pero eso no era lo importante ahora. No, ahora debía cerciorarse de si la noticia era cierta y si aquel compromiso era real. Hasta ella conocía lo que era hacer un juramento o un compromiso bajo una luna de sangre y no significaba un buen augurio para ella.

Entonces vio a uno de sus experimentos caminando junto a aquella peste mientras reían. Odiaba absolutamente todo de aquella rubia, pero aún la molestaba más el hecho de que se estuviera llevando a todos sus "hijos".

¿Hm? ¿Qué están haciendo?

Las vio pararse y como Elizabeth alargaba sus uñas moviéndolas sobre algo. No se esperó el golpe que vendría después.

¡¿Qué?!

Habría chillado de la sorpresa de no ser por la forma que tenía en aquel momento. Revoloteó cerca del suelo evitando chocar y esquivó la rama del árbol que caía tras ella.

¡Esa maldita!

Gruñía de la rabia, por lo menos hasta que se dio cuenta de unas marcas extrañas en aquella piedra. Eran palabras.

Mañana. Aquí. Atardecer.

Esas eran las únicas palabras que había pero las entendió al instante. Quería verse con ella en su territorio.

-Eso va a suponer una tremenda desventaja para mi, pero no puedo rechazar la oferta.-pensó en voz alta y sonrió mentalmente para después emprender el vuelo lejos de allí.

***

El momento de la reunión estaba cada vez más cerca, pero Elizabeth no estaba nada nerviosa. Estaba muy decidida a tener una charla con Miranda y la idea la hacía arder de la rabia al pensar en tantas cosas al mismo tiempo.

Con el pasar de las horas su actitud fue cambiando a una más seria y Alcina no había podido evitar percatarse de esto. Ya sabía que la ocultaba algo.

-Elizabeth.-la menor frenó en seco al escuchar su nombre completo-. ¿Puedo hablar contigo sobre algo?

-Por supuesto.-observó por la ventana expectante-. Adelante.

-No he podido evitar fijarme en que pasa algo contigo hoy.-su tono también obtuvo seriedad-. Y me gustaría saber porque.-exigió.

No huelo miedo en ella, su corazón esta muy tranquilo pero algo no esta bien. No debe ser ninguna preocupación habitual. Más bien cuando se pone así es por....

Mordió su labio inferior al siquiera pensar en esa posibilidad y miró a su amada en busca de respuestas.

-Tranquila tigresa.-sonrió hacia ella-. Ahora lo verás. De hecho...-miró el reloj de la pared y asintió al ver la hora-. Sal al jardín, mantente oculta y escucha. Quiero que sepas que cualquier cosa que oigas de mi parte saldrá de mi. Y podrás intervenir cuando tu corazón te lo diga, no tu ira.

Alcina no lo comprendía, no del todo al menos. Solo pensaba en cual sería la próxima locura que la menor haría.

-Confía en mi.-su sonrisa sincera siempre podía con ella.

Eres mi único pensamientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora