Capítulo 70

2.7K 253 371
                                    

Finalmente y después de tan maravilloso día la pareja se despidió de las niñas dejándolas en sus respectivas habitaciones. Elizabeth se mantenía apoyada en la puerta mientras veía como Alcina se arrodillaba ante ellas dejando un beso en su frente después de arroparlas. Se sentía todo tan cálido.

¿Quién habría imaginado que alguien tan cruel podía tener tanto corazón y amor en su interior?

La rubia simplemente sonreía al verla, al contemplar ese hermoso brillo en sus ojos dorados cuando hablaba con sus hijas.

Debes sentirte muy orgullosa de ellas Alci.

Después de dejar a la pequeña Daniela, la vampira cerró la puerta con cuidado y sonrió hacia su amada tomando su mano.

-Nos toca.-dijo con voz suave. Ella asintió siguiéndola y entrelazando sus dedos con los de ella. La adoraba con todo, no había nadie quien pudiera negarlo.

Una vez llegaron a la habitación Elizabeth iba a tomar sus pijamas del armario, pero antes de poder hacerlo ya la habían tirado en la cama besándola.

-¿Alci?-preguntó de forma juguetona.

-No te hagas la inocente querida, llevas días provocándome.-sonrió la mayor bajando las besos por su cuello-. ¿Creías que no me iba a vengar?

-Tenía la pequeña esperanza de poder fastidiarte un poco más.-admitió soltando pequeños gemidos.

-Una pena.-Alcina dejó pequeñas mordidas por sus hombros-. Pero esta vez no te vas a escapar del dragón.

-Tampoco lo quiero.-sonrió robándole varios besos con lengua queriendo dominar la situación. Alcina tomó su pequeño cuerpo con sus manos y apretó sus muslos mientras se dejaba llevar en el beso.

-Alguien se esta calentando mucho.-carcajeó levemente al sentir como la temperatura de la menor subía por momentos-. Vaya vaya, tendremos que resolver eso.-alargó una de sus uñas cortando sin más sus ropas y dejándolas caer a un lado de la cama viendo el casi desnudo cuerpo de Elizabeth.

-Tú eres la causa.-quitó su vestido queriendo verla-. Eres tan perfecta Alcina.-murmuró dejando besos cerca de sus pechos.

-Hm, esta vez quiero probar algo contigo.-acercó su mano a uno de los cajones de su mesilla dejando a la joven estupefacta-. ¿Qué te parece?

-Me vas a romper.-fueron sus primeras palabras al ver el dildo-. Pero estoy dentro, no me puedes dejar así ahora.-sonrió con notable lujuria. La quería dentro de ella, la necesitaba después de tanto tiempo.

-Ahora, se mi buena chica.-indicó la mayor quitando su ropa interior y besando sus ingles preparándola para lo que venía. Alcina siguió jugando con sus pechos y su lengua haciendo que se mojara más y cuando menos lo esperó ya había entrado.

Un gemido de dolor y de placer salió de sus labios al mismo tiempo que acercaba a la de cabellos negros para seguir sus besos, gimiendo así en su boca mientras ella la embestía contra el cabecero de la cama.

-Amor~ No puedo~.-admitió perdiéndose a si misma en sus propios gemidos mientras Alcina golpeaba su punto-. Te necesito mucho~.

-Quiero oirtelo decir, suplicame~.-susurró en su oído haciendo que un escalofrio recorriera su espalda.

-Mommy~.-dijo en un gemido ahogado al sentir los dientes de la vampira en uno de sus duros pezones.

-Esa es mi chica~.-aumentó el ritmo de sus estocadas llevándola al éxtasis. Gimió su nombre con fuerza y se desplomó en la cama tratando de tomar aire. Sonrió un poco al ver que ella también había llegado al orgasmo justo antes de acabarla.

Eres mi único pensamientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora