Capítulo 67

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El momento había llegado, hoy la harían la marca y eso la ponía algo nerviosa.

Mientras el carruaje se movía hasta la desastrosa fábrica ella trataba de pensar en otra cosa y eso que no era quien peor lo llevaba.

Alcina estaba atacada de los nervios. Tan solo pensar en la locura que estaba a punto de cometer la mataba por dentro.

Una vez llegaron a la fábrica ni siquiera quiso salir del carruaje. Elizabeth tuvo que hacer las mil maravillas para convencerla y eso incluía miles de besos y promesas de sexo de las que se iba a arrepentir.

-¡Venga tortugas! ¡Llegáis media puta hora tarde!

-Llegamos a tiempo pero alguien tenía miedo.-bromeó la rubia esquivando un golpe de la mayor.

-No digo nada pero debería haber sido lo contrario D. Te me estas ablandando.

-¡Claro que no! ¡Pero esto me aparece una salvajada!-gruñó molesta cruzándose de brazos-. ¿No podía ser un tatuaje?

-Por desgracia estamos algo cortos de tatuadores en la villa por si no te has dado cuenta.-respondió su hermano-. Como no quieras dibujarlo tú y hacerla más daño para que en vez de un escudo parezca un gato pisoteado, adelante.-rió al ver como la cara de Lady Dimitrescu se enrojecia del cabreo y como murmuraba miles de insultos hacia él-. Ahora a lo que importa ¿Preparada rubita?

-No, pero hay que hacerlo.

-¡Esa es la actitud! Hice de varios tamaños, no me dijiste donde te lo vamos a hacer.-examinó su cuerpo pensando-. ¡Estas llena de cicatrices! ¡¿Dónde cojones te vamos a marcar?!

-Hm... La espalda. Es el único lugar que Miranda no atacó por miedo a dañar un nervio importante.-levantó su ropa para desagrado de Alcina y mostró su espalda desnuda.

-Esta bien, me vale. Sujetate aquí arriba.-señaló una barra entre un par de huecos de la pared-. Puta chupasangre, te recomiendo que la agarres y la digas chorradas bonitas porque la va a doler.-Alcina asintió mientras Elizabeth agarraba su pelo en un moño y se sujetaba a las barras-. Tranquila que no la voy a ver el pecho.-añadió Heisenberg escuchando un gruñido profundo como respuesta.

-Todo va a ir bien, te lo prometo. Va a ser muy rápido.-dijo la vampira buscando animarla con sus palabras mientras el tonto de su hermano terminaba de calentar el símbolo.

-Bien, a la de tres.-lo agarró y lo acercó a la espalda de la rubia quien no tardó en sentir calor-. Mejor que no mires.-Alcina tomó sus mejillas con una mano para que no viera mientras que con la otra sujetaba su cintura-. Uno.-contó-. Dos.-lo acercó más-. ¡Tres!

La menor apretó sus dientes esperando el dolor y el ardor. Espero unos segundos dándose cuenta de que no sentía nada.

-¿No habías dicho que a la de tres?

-¡CUATRO!-entonces Heinserberg pegó el hierro ardiente a la espalda de la humana quien gritó con todas sus ganas.

-¡AAAAAAAHHHHH! ¡HIJO DE PUTA!

-¡Eso eso! ¡Tú insultame!-apretó un poco más y lo separó rápidamente de ella para ver la marca en su espalda-. ¡Perfecto!

-¡Trae agua imbécil!-reclamó Alcina sosteniendo a su novia.

-¡Qué ya voy!-atrajo un cubo que contenía agua templada-. Poco a poco o se formarán heridas alrededor de la quemadura.-indicó pasando un paño mojado junto a su hermana mientras la menor gemía de dolor-. Ya esta nenita, lo hiciste muy bien.

-Karl.... Cuando me levante voy a romperte los huevos.-refunfuñó haciendo reír levemente a su pareja.

-Un precio justo pero no, los aprecio mucho. Gracias por la oferta.

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