Capítulo 43

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Bueno ya vimos lo que paso ayer en wattpad solo espero que no ocurra de nuevo. El caso, los comentarios de ayer no pude leerlos si es que pusisteis alguno pero ya debería estar resuelto asi que leeré cualquier cosa que queraís decir.

Ahora si disfrutar el cap.
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Las semanas pasaban y con ellas el cumpleaños de la rubia quien no se molestó en celebrarlo, ni siquiera sabía si era la fecha correcta así que simplemente pasó de ello como si nada. Pero Lady Dimitrescu tenía algo preparado para ella.

En ese momento la menor de las dos se encontraba dentro del castillo junto con Cassandra enseñándole como extender mejor sus brazos al tensar la cuerda, esta vez sin flechas para evitar algún desastre o accidente como el de la última vez.

-Entonces si lo mantengo de esta manera estará en su máxima extensión.-comentó la joven Dimitrescu volviendo a hacerlo repetidas veces.

-Así es, ten en cuenta que tu arco tiene una cuerda gruesa y fuerte para evitar roturas y deslizara las cuerdas como si fuera del material más fino que puedas encontrar.

-Es perfecto, gracias otra vez por esto y por enseñarme.

-Ni lo menciones Cass.-la guiñó un ojo y notó el pequeño temblor de sus brazos-. Dejemoslo por hoy, ya has trabajo mucho con esto y no quiero que te pase factura.

-Pero.... Elizabeth un poco más.-suplicó juntando sus manos.

-Pero nada, ve a descansar. Mañana seguiremos con esto.-la despeino un poco sonriendola.

-Esta bien.-contestó con un puchero pero sabiendo que tenía razón.

-Tienes buena mano con ellas.-la voz de Alcina resonó por la sala haciendo que Elizabeth levantara la cabeza mirando hacia las escaleras donde ella estaba.

-Lo aprendí de cierta madre.-dijo de vuelta subiendo donde ella.

-Me siento halagada querida.-se saludaron con un beso-. Te estaba buscando pero al verte ocupada decidí esperar.

-¿Para qué o qué?

-Es una sorpresa, no puedo decirtela.-sonrió poniéndose detrás de ella. Por un momento Eli dejó de ver y pasó sus dedos por sus ojos notando un trozo de tela sobre ellos-. Tengo que vendarte los ojos para ello, no tengas prisa y no hagas trampa.

-La última vez que escuché esas palabras me encontré con un collar y una correa, no se yo si fiarme de ti esta vez.-bromeó mientras la tomaba en brazos.

-Si quieres podemos volver a usarla.-dijo bajando las escaleras con ella en sus brazos.

-Por favor no.-rió agarrándose un poco pero sintiéndose segura con ella. A medida que más avanzaban más curiosidad la entraba acerca de lo que la estaría esperando.

Sintió frío en el cuerpo lo que la indicaba que estaba fuera del castillo pero no en que parte exactamente. Entonces Alcina la bajó y por el ruido creyó que colocaba algo enfrente de ella.

-Espero que estes lista.-quitó la venda de sus ojos y vio una caja de madera bastante alargada-. Adelante, abrelo.-la joven asintió y se agachó observando la caja. La abrió lentamente y la cerró enseguida de la sorpresa. Miró a la vampira y a la caja varias veces sin creerselo-. Es toda tuya.-respondió Alcina con una sonrisa.

-Pero.... Wow...-volvió a abrirla y sacó lo que contenía dentro. Era una lanza plateada con relieves dorados. La tomó entre sus manos analizando cualquier detalle de tan impresionante arma. Eso era mil veces mejor que los palos que usaba al entrenar-. ¿Puedo probarla?-Alcina movió la mano señalándole su jardín de entrenamiento con todas las cosas ya colocadas. Eso subió el entusiasmo de la menor quien movió la lanza entre sus dedos como lo hacia con las barras de madera y atacó a los maniquíes y muñecos de paja viendo como el filo los cortaba nada más tocarlos-.¡Dios esto es increíble!

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