Capítulo 23

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-¡Te pille!

-¡No, no lo hiciste!-gritó cierta pelirroja mientras corría lejos de ella.

-¡Eres muy lenta Cass!-dijo Bela siguiendo el juego de su hermana.

-¡Lo que no entiendo es como la humana es tan rápida!-respondió intentando pillarla mientras se escondía con las otras dos.

En efecto, estaban jugando al pilla pilla y Cassandra la traía.

-Venga Cass, hasta tu puedes hacerlo mejor. Soy una humana indefensa.-dijo en broma para saltar de su sitio antes de que la pillara.

-¡Venga ya!

Las hermanas corrieron junto a la rubia quien parecía guiarlas contra Cassandra librándose siempre de ella.

-¿Pero qué pasa aquí?-preguntó la matriarca intentando contener su sonrisa al ver la escena ante sus ojos.

-¡Hola madre!-saludaron las niñas al mismo tiempo mientras Elizabeth movía la mano en forma de saludo.

-Solo un pequeño juego ¿Te unes Alci?

-Hm...-vio las miradas de cachorrito de sus hijas quienes empezaban a poner morritos-. Esta bien, yo también juego.

-Entonces tu la ligas.-rió la rubia empezando a correr mientras sus hijas hacían exactamente lo mismo.

Listas o no allá voy.

¿Cuál fue la ventaja de la mayor? Medir tres metros y que un paso suyo fueran cuatro pasos de ellas.

Elizabeth tiró del brazo de Daniela pasando por una puerta y quedándose allí. Posó un dedo en su boca mandándola callar mientras la veían pasar.

-Fiu... Nos libramos.-susurró la hija menor.

-Yo creo que no.-la voz de la mayor retumbó en la habitación agarrandolas a ambas junto a las otras dos y llenandolas a las cuatro de besos.

-¡Mama!

-¡Madre para!

-¡Porfa no sigas!

Esas fueron las respuestas de las tres pequeñas ante los besos y una vez se libraron del agarre se separaron con vergüenza. Elizabeth por su parte reía a carcajadas y tomó a la mayor desprevenida robandola un beso.

-Mataras a las pequeñas por tantos besos amor.-dijo sin apenas pensar soltando un pequeño brillo en sus ojos que se contagió a la mayor.

-¿Amor? Esa es nueva querida.-rió un poco devolviendo el beso para después bajarla al suelo.

-Voto por juego nuevo.-pidió Cassandra.

-¿Y si jugamos al escondite?-sugirió Daniela.

-Por mi bien mientras no la lleve vuestra madre.-Alcina miró a Elizabeth sin entender-. ¿Has olvidado cuando me buscaste por todos lados? Casi me da un infarto al verte levantar la cama. Alci en modo depredador acojona.-la mayor negó con la cabeza divertida.

-Dani lo pidió a ella le toca.-sentenció Bela empezando a correr por los pasillos.

-¡Hey! ¡No vale!-Elizabeth tomó la mano de la vampira sin esperar más y salieron corriendo juntas mientras escuchaban a Daniela contar hasta cien.

-¿Confías en mi?-asintió-. Perfecto, porque no solo vamos a jugar.-subió las escaleras y caminó por los largos pasillos sin soltar su mano en ningún momento.

¿A dónde me llevas?

Alcina observó como subían por una de las torres hasta llegar a la parte más alta. Elizabeth se acercó a la cortina y levantó su vista para cerciorarse de la hora gracias al reloj colgado de la pared. Soltó la mano de Alcina y corrió un poco la cortina para asegurarse.

-No temas, te gustara.-sonrió sincera y la abrió por completo. El sol no la daba, ni un solo haz de luz traspasaba la ventana-. Acercate.-indicó la menor  a lo que accedió no muy segura. Entonces lo vio. El sol empezaba a caer poco a poco y el cielo se tornaba de un color anaranjado. Era el primer atardecer que veía desde hace muchos años-. ¿Te gusta?

¿Cómo? ¿Por qué?

No llegó a soltar ninguna palabra de su boca, solo la miraba fascinada.

-Te prometí que verías el atardecer.-la rubia se giró dándole la espalda para verlo ella también-. Y cumplo todo lo que digo, más si es a ti a quien se lo prometo.

-Pero... Elizabeth.

-No tienes que decir nada ni sentirte obligada a ello.-extendió su mano agarrando la de ella-. Solo disfruta esto conmigo.

Tengo que compensarte esto.

Lady Dimitrescu se sentó a su lado sintiendo como la humana apoyaba su cabeza en su hombro y su respiración se volvía tranquila. No pudo evitar jugar con sus cabellos dorados mientras observaban el maravilloso paisaje.

Al rato pudieron escuchar los pasos y los gritos de las niñas al no encontrarlas por ninguna parte.

-Creo que es hora de volver, las tienes locas.-bromeó la vampira.

-Nah, solo me uní más a ellas. Se siente como una familia.-rió ligeramente-. Ahora comprendo como te sientes día a día. Es bonito aunque no te veía del tipo de personas que juegan a algo.

-Tengo más sorpresas de las que crees cervatillo, al igual que tú.-dio un toque en su nariz y bajaron juntas para alegría de las niñas.

-Si lo ibais a hacer podríais avisar.-musitó la azabache recibiendo un golpe de su hermana mayor. Daniela se acercó dando saltitos hasta llegar al lado de Elizabeth y susurró algo en su oído a lo que asintió.

-Nenas, no es de buena educación guardar secretitos delante de alguien.-habló sabiendo de que el chisme iba sobre ella. Solo rieron más y asintieron.

Llegó la noche más rápido de lo que pensaban y ya estaban en su cuarto preparadas para dormir o esa era la intención. Elizabeth miraba el techo pensativa intentando ordenar algunas cosas de su cabeza.

-¿En qué piensas?-preguntó Alcina anotando cosas en su diario.

-En como puedo tener a alguien tan hermosa como tú a mi lado.-sonrió.

-Mentirosa, eso lo dices directamente sin pensarlo.-negó girándose para mirarla-. Es sobre lo de ayer ¿Verdad?

-No te preocupes por eso, son solo dramas de adolescente bastante crecidita.-cerró los ojos un minuto notando mayor peso a su lado-. ¿Um?-abrió el izquierdo para encontrarse con el pálido rostro de su amada-. Voy a tomar esto como acoso.-se sentó solo para que la empujaran de nuevo a la cama-. ¿Qué pasa?

-Habla.-había veces donde no sabía si era una petición o una orden.

-Ya te lo he dicho.-trató de levantarse sin éxito-. ¿En serio?

-Podemos hablarlo cuando quieras Elizabeth, no quiero que te quedes con eso dentro.-la rubia negó y apartó su mano pudiendo sentarse.

-Alcina mi pasado no puede importarme menos. Ahora.... Son solo fragmentos sin ningun sentido, me dan totalmente igual.-levantó su mano derecha mirándola-. Hay muchas cosas que no se y prefiero vivir en la ignorancia a despertar algo que temo.-susurró lo último para soltar un suspiro.

No te vas a rendir ¿Verdad Alcina?

-Son... Retazos de un sueño que parecen recuerdos lejanos...-levantó su otra mano-. O recuerdos lejanos que parecen retazos de un sueño. No me importan como sean pero si me das la oportunidad entonces....-junto ambas manos-. Me gustaría unirlos todos junto a ti y nadie más.

Alcina pasó sus brazos por sus hombros en un pequeño abrazo.

-Te quitaré esta pequeña carga que llevas encima Eli.

Mientras pueda ser contigo no me importa llevarla. Pero si insistes, dejame unirme a ti en esto.

-Sabes... Solo quiero formar parte de ti y tu mundo. Esto puede quedar aparte, no tiene porque ser nuestro objetivo.

Tu y yo juntas para todo.

Ese fue el pensamiento de ambas. Pero había algo que cambiaría las cosas, algo bastante malo que dañaría a ambas de distinta manera.

Eres mi único pensamientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora