Capítulo 73

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Los días fueron pasando de la misma forma para aquella familia. La pareja ya había cumplido dos años de noviazgo y se sentían muy bien con ella. Pero la joven de ahora veintiocho años quería avanzar sus planes con su amada. Aunque en ese mismo momento su objetivo era otro muy distinto.

Se había propuesto así misma devolverle a Alcina todos los sustos que la había dado o al menos sorprenderla de alguna manera. Pero la matriarca era demasiado lista y se conocía todos los trucos. Incluso en ese momento la menor estaba arriba del todo de las escaleras viéndola caminar sin darse cuenta de su presencia.

Bajó lentamente y sin hacer apenas ruido queriendo sorprenderla de verdad. Se apoyó en una de las barandillas y se dispuso a saltar sobre ella.

Horror fue lo que sintió en cuanto Alcina se dio la vuelta con una sonrisa malévola y abrió sus brazos para atraparla en ellos.

-Casi casi.-dijo burlona dando un toque en su nariz.

-No es justo, nunca consigo sorprenderte.-se quejó la menor buscando la forma de bajarse.

-Mi amada, tenemos tres hijas ¿De verdad crees que no me conozco esto?-rió sosteniendola para besarla.

-Aún así.-la beso demasiado rápido para el gusto de la mayor y se bajó empezando a caminar al lado contrario de donde ella-. Pudiste fingirlo al menos.

-Oh si, que susto más grande.-rió más viendo la cara que ponía la menor mientras se alejaba.

¿Pero qué?

Si había algo que Alcina no iba a permitir era que su Elizabeth se comportara como ella. Cuando la rubia menos se lo esperaba, Lady Dimitrescu la agarró y la colocó en su hombro.

-¡¿Qué?! ¡Alcina!-intentó zafarse solo para sentir como intensificaba el agarre en su cintura.

-No no no, te vas a quedar ahí.-volvió a caminar a donde se suponía que iba sin soltar en ningún momento a Eli. No importaba si pasaba delante de alguien y eso hizo que la menor lo comprendiera.

Oh no.

-Alci, no.-habló tratando de mirarla.

-Alci si. No voy a consentir que seas así conmigo, mi amor.

-¡Si no te hice nada!

-Asustarme de muerte ¿Te parece poco?-se burló aún más y la dio una nalgada antes de que dijera nada. Elizabeth soltó un chillido de la sorpresa y la miró sabiendo que se iba a aprovechar mucho de esta situación.

Estuvieron así por todo el maldito castillo, pasando frente a criadas e incluso delante de las niñas.

-¿Ahora que hiciste mamá?-rió Daniela saludándola.

-Eso me gustaría saber mi nena.

Estoy cumpliendo el maravilloso castigo de tu otra madre.

Hubo un momento donde se dio cuenta que iban camino a la cocina y eso puso su sistema alerta.

Alcina nunca va a la cocina.... ¡No!

-No serás capaz.-murmuró antes de sentir otro golpe.

-Oh, si que lo soy.

-Alcina, delante de Judy ni se te ocurra.-gruñó y empezó a avergonzarse.

-Hm, dejame pensarlo. Creo que vamos a seguir adelante.-tenía que pensar en algo, no podía seguir sintiendo tanta vergüenza por ir así mientras su amada la golpeaba el trasero y los muslos todo el rato. Entonces tuvo una idea.

Se levantó despacio sintiendo como la vampira la apretaba más. Lo ignoró y empezó a besar su cuello y a lamerlo haciéndola suspirar.

-¿La pequeña ha aprendido la lección?-sonrió de lado dejándose hacer.

Eres mi único pensamientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora