Capítulo 60

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Alcina y Elizabeth parecían haber resuelto todos sus problemas. Volvían a dormir juntas y volvían a estar igual de unidas pero había algo que no encajaba. Las insistentes llamadas y encargos de Miranda seguían sin cesar y Elizabeth sentía cada vez más soledad.

A pesar de tener a las niñas a su lado extrañaba estar con su pareja, dormir juntas encontrandosela en la cama al despertar. De milagro y llegaba a verla un par de horas al día.

No pasa nada, mañana será mejor. Estaré con ella para lo que necesite.

Esos fueron sus pensamientos día tras día. Cada vez que llegaba la noche pensaba lo mismo intentando tener pequeñas esperanzas de algo mejor.

Entonces Donna y Angie empezaron a aparecer más por el castillo por petición de las niñas. Querían que Eli se distrajera de alguna manera y no solo con ellas y por obvias razones ni Heisenberg ni Moreau eran una opción. Ahora pasaba más tiempo con Donna que con su novia y eso empezó a desatar los celos de la mayor.

-¡Vaya, eres buena en esto Donnie!-alabó la rubia viendo como movía las marionetas-. Angie ¿Te unes al show?

-Que te den.-respondió de vuelta molesta por las incesantes bromas de tireres y muñecas.

-¡Angie!-reprendió Donna con su cara destapada. Ya había pillado más confianza y dejó de llevarlo nada más entraba en el castillo-. Lo siento.

-No tienes que disculparte, es Angie. Me sentaría peor si no me insultara.-bromeó.

-¡Asi soy yo!-gritó la muñeca-. ¡Vamos a jugar a algo!

-¿Y a qué quieres jugar?-preguntó la chica de cabellos negros.

-¡Al escondite con las niñas! Es más divertido.-rió sacando una sonrisa de la humana.

-¿Vamos?-extendió su mano hacia Donna quien no dudo en tomarla. Tiró de ella y corrieron por los pasillos entre risas como si fueran niñas pequeñas.

A Alcina no era esto lo que le molestaba, veía bien que su hermana y se pareja se llevaran bien. Pero escucharla reír sin ser ella la causa, verla alejada de ella sin preocuparse, esos eran pequeños detalles que la carcomían por dentro.

En el fondo se culpaba. Si no estuviera tan alejada de Eli podrían pasar todas tiempo juntas, incluida Donna. Adoraba a su hermana pequeña más que a los demás. Por eso la hacia daño pensar en que su hermana, la pequeña que siempre se escudo en ella ya no la necesitaba y que su pareja quien siempre andaba detrás de ella ahora corría alejándose.

¿Qué estas pensando Alcina? Solo están jugando, son amigas idiota.

-¿Y si no lo son?-escuchó una voz indescriptible en su cabeza.

No, Eli nunca me haría eso.

-Admitelo, esta mejor con ella que contigo.-volvió a escuchar.

¡No es así!

Estuvo combatiendo con aquella voz por el resto del día. No era capaz de pensar con claridad. Se fijó en el jardín viendo como ambas chicas paseaban tranquilamente hablando de cosas triviales y gruñó casi por instinto.

¡Controlate! ¡No ha hecho nada malo!

Pero aquella voz seguía sembrando dudas en ella sin parar.

Un rato después se encontró a Eli por el pasillo quien corrió a su lado con una sonrisa en su rostro.

-Ya me tenías preocupada, creí que no saldrías del estudio. Tienes que despejarte un poco.-tomó su mano acariciándola. Su sonrisa tan cálida la calmaba pero...

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