Capítulo 36

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La mañana del día siguiente no trajo el mejor despertar para la menor de la pareja. Justamente ese día Alcina había decidido dejarla dormir pues se habían acostado tarde y ahora no estaba en la cama junto a ella ni en la habitación. Pero eso no fue lo que arruinó su mañana. El dolor había aumentado, eran calambres frecuentes y bastante largos cargados de dolor. La joven rubia se levantó de la cama mirando las sábanas por si acaso y decidió ir al baño. Fue allí donde se encontró la sorpresa, su periodo se había adelantado.

-Mierda.-susurró para si buscando sus compresas y una braga nueva-. Vamos has tenido dolores peores así que puedes bajar perfectamente unas putas escaleras.

Antes de siquiera salir vio a Heather entrar junto a otra criada.

-Estas despierta, Lady Dimitrescu nos mando a levantarte.

-Bueno ya no es necesario, podéis hacer la habitación.-soltó un quejido y suspiró con pesadez.

-¿Se encuentra bien? Esta más pálida.-se acercó a ella intentando ayudarla.

-Si, no es nada.

Esta enferma, puede que así pueda hacer que se lleve mejor conmigo.

-Iré a buscar a Alcina, vosotras a lo vuestro.

Así lo hizo, caminó hasta una de las salas donde sabía que estaría su amada. Allí la encontró sentada en uno de los sofás leyendo el periódico del día. Vio a la joven de reojo y curvo sus labios esperando un beso, cosa que la hizo reír. Se acercó a ella dispuesta a dárselo pero entonces lo sintió.

Sangre.

Sus pupilas se dilataron y se alejó rápidamente de ella tapándose su nariz.

-¿Alcina que cojones?-la miró sin entender.

-¡Estas en tu sangrado! ¿Por qué no me avisaste?

-Puede ser porque me he enterado esta mañana. Además ¿Qué pasa con eso? Nunca has tenido problemas con mis periodos.-trató de acercarse a ella para ver como volvía a apartarse-. ¿Estas de coña?

-¡Ahora no es lo mismo!-se quejó tapando también su boca-. Eres mi pareja, me afecta el doble que antes.

-¿Y qué vas a hacer? ¿Ignorarme hasta que se me pase?-Alcina asintió-. ¡¿Disculpa?! ¡No te atrevas a hacerme eso!-antes de poder siquiera empezar una discusión Alcina salió corriendo de la sala dejándola sola a sabiendas de que ella no podía correr en ese estado-..... Esto es increíble.

Por obvias razones no se rindió en ningún momento, era su pareja y no iba a estar separada de ella por cinco días. La buscó por cada rincón del castillo a pesar de que ahora lo que más deseaba era estar en cama.

¿Dónde coño estas?

Abrió la puerta de la biblioteca con esperanzas de encontrarla. Iba a darse por vencida hasta escuchar un pequeño ruido en una de las esquinas.

-Te encontré.-abrió más los ojos de la sorpresa al escuchar su voz. Su nariz se movió un poco al sentir su olor y se levantó preparada para hacer otra escapada-. ¡Te juro que si te vuelves a largar no me vuelves a ver en tu vida!-entonces se quedó quieta sabiendo que iba en serio. Volvió a sentarse tapando su nariz mientras Elizabeth se sentaba en sus piernas.

-¿Qué quieres que haga?

-Primero no abandonarme.

¿Abandonarte?

-¿Pero que dices? Yo no te abandonaría.-tomó sus mejillas para mirarse fjamente-. ¿Por qué....?-la rubia dejó su mano en la boca de ella callandola y agachó la cabeza.

Eres mi único pensamientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora