Capítulo 105

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El camino de vuelta a casa fue silencioso y tranquilo. Estaban demasiado cansados como para siquiera empezar una disputa o algo por el estilo. Cada uno de ellos cargaba a alguien consigo. Heisenberg llevaba a Rose, Eli a la pequeña Donna y Alcina tenía a Angie sentada sobre su hombro, pues no tenía muchas fuerzas para revolotear todo el día ya que Donna aún era muy pequeña.

-Esperar.-les paró Elizabeth antes de dividir caminos-. La niña de Ethan, hay que llevarla junto a ese tal Chris.

-Sé quien es, es un tipo duro al que he estado investigando.-comentó magneto-. Pero no te dejaré ir sola, es muy peligroso y tú casi no tienes fuerza.-la rubia asintió sin rechistar y le dio el bebé a Alcina.

-Yo también voy.

-No, Alci. No quiero que se piensen que somos hostiles. Quedate con la pequeña y espera mi regreso antes de entrar en casa. No tardaremos.-miró a Karl asintiendo con la cabeza antes de que ambos pusieran rumbo hacia uno de los escondites.

-¿No puedes volar? Llegarías más rápido.-preguntó extrañado de verla caminar. La menor negó con la cabeza.

-Gasté todas mis fuerzas en ese ataque. Creo que hasta es un milagro que pueda caminar ahora.-se acercaron al punto se reunión y ella se cubrió un poco-. Hablaré yo con ellos, tu forma de negociar es muy mala.

-¡¿Perdona?!-bajó la voz rápidamente al darse cuenta de que la niña seguía con él-. Te vigilaré desde aquí, ten cuidado.-murmuró pasándole a Rose.

Elizabeth se adentró en la base de forma sigilosa y esperó a que el llamado Chris estuviera a solas.

-He perdido contacto con Ethan pero no noto la presencia de Miranda.-informó a sus superiores-. Entendido, ejecutaremos el procedimiento inmediatamente. La villa quedará destruida después de encontrar a Rosemary Winters.

-No hará falta llegar a tanto.-interrumpió escondiéndose entre las sombras. Chris apuntó hacia donde estaba aunque no la viera-. Tranquilo, vengo en señal de paz y por un favor de un amigo tuyo.

-Explicate ahora, arma biológica.

-Si me llamas así podría enfadarme y no decirte nada. Que sea una criatura distinta a ti no te da ningún derecho a tratarme como un animal o un arma. Tenlo en cuenta, Redfield.-dijo seriamente acunando a Rose pues había empezado a lloriquear.

-¿Traes un bebé contigo?-descendió un poco el arma sin bajar la guardia.

-Es el que buscas, Rose.-afirmó acercándose pero sin dejarse ver-. Ethan me pidió que te la trajera como último favor.

-¿Ethan? ¡¿Dónde esta?!

-Por desgracia no sigue en este mundo.-respondió con un suspiro-. Le prometí cumplir su último deseo. Proteger a esta niña y entregársela a su madre a través de ti. Pero después de escuchar tu pequeña conversación, quiero llegar a un acuerdo.

-¿Qué clase de acuerdo?-se calmó al verla acercarse sin intención de atacar. Pudo ver su rostro y no vio ningún monstruo o bestia en ella. Solo una mujer alta con muchas cicatrices.

-Miranda esta muerta, yo me encargue personalmente de ella.-explicó-. Pero se que buscáis destruir la villa por la influencia de la megamiceta.-le vio asentir y continuó-. Tengo control sobre ella, de lo poco que queda pues el resto ha quedado totalmente desintegrado con la muerte de Miranda. No destruyais la villa donde yo y mi familia vivimos y a cambio me haré cargo de que la megamiceta no vuelva a usarse jamás.

-¿Cómo sé que puedo fiarme de ti?

-No te queda de otra. No hay registros míos por ningún lado así que tampoco puedes investigarme.-se colocó frente a él-. Pero como madre, entiendo la lucha de Ethan y el pesar de Mia. Tienes mi palabra, Chris Redfield.

Eres mi único pensamientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora