capítulo 11: Jugando el juego

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XAVIER

Me he despertado con un puto dolor de cabeza de muerte. Los oídos me zumbaban, la cabeza me late y la boca me sabe a algodón. Busqué agua a mi alrededor y encontré una Fiji en mi mesita de noche. Lucille, pensé, recordando vagamente que me acompañó a mi dormitorio la noche anterior. Qué maldito ángel.

Había soñado con ella... la que me rompió el corazón, la que me había arruinado.

Hacía un par de semanas que no soñaba con ella, y eso no me facilitaba la resaca. En el sueño, ella estaba a mi lado en mi coche. Íbamos a toda velocidad por la pista de un aeropuerto, sin más que kilómetros de asfalto ante nosotros. Pero mis ojos no estaban puestos en la carretera, sino en ella. Ella hacía girar un mechón de su largo cabello alrededor de su dedo, y sus ojos me devolvían el brillo.

Y entonces se volvió hacia mí y, con su voz suave, con su tono sentencioso, me dijo: -Estás borracho.

Y entonces mis ojos se abrieron de golpe y me desperté.

Me vestí para ir al trabajo y salí del edificio, casi dándole un puñetazo a Marco en la cara por preguntarme si quería parar a desayunar. ¿Tenía pinta de querer parar a desayunar? La sola idea de la comida era suficiente para hacerme vomitar sobre mi traje de cuero gris marengo hecho a medida. Cuando llegué a la oficina, papá estaba sentado en mi sofá.

—¡Qué sorpresa! —dije, terminando el resto de mi Fiji y tomando asiento en la silla frente a él.

—Jesús, Xavier —dijo, sacudiendo la cabeza—. Apestas.

—No he tenido tiempo de ducharme esta mañana.

—Bueno, hueles como si te hubieras duchado con Grey Goose anoche.

Estuve a punto de replicar, pero me lo pensé mejor y sonreí. —¿En qué puedo ayudarle esta mañana, padre?

Puso las manos sobre las rodillas. —Sólo quería decirte que he organizado una cena para ti, con el Sr. Graden y su esposa. —El Sr. Graden era el propietario de un hotel en el Soho que estábamos tratando de comprar y renombrar, y habíamos estado en conversaciones con él durante más de un año. Pero últimamente estaba cada vez más de acuerdo con la idea.

—Oh, ¿Ha mordido el anzuelo?

—No un bocado completo, pero ahora está más interesado en oler la carne, seguro. Tendrás que hacer tu mejor trabajo esta noche.

—Siempre hago mi mejor trabajo —dije.

—Ya lo veremos. —Se levantó para irse—. Oh, y trae a Angela. Graden traerá a su esposa. Jessica, creo que se llama. Te humanizará.

Angela. Me vino a la mente más de la noche anterior: yo agarrándola, llamándola puta cazafortunas. Genial. Estaba seguro de que estaría ansiosa por dar una buena impresión.

—¿Entiendes? —Mi padre me miró expectante. Estaba claro que no se iba a ir hasta que yo confirmara su plan.

—Lo entiendo. Sí. —Esto iba a ser Interesante.

"Conversación WhatsApp"

XAVIER
|| Mulino

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