Capítulo 143: Enmendar las cosas

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Xavier

Me puse delante del espejo, refunfuñando mientras me abrochaba la camisa.

Por una vez, no estaba de mal humor antes de una reunión porque tenía resaca. Llevaba casi una semana sin beber.

Diablos, había ido a una boda y había permanecido sobrio. Era un maldito hombre nuevo.

No, estaba temiendo la reunión porque estaba a punto de ver a Penny.

Angela se acercó, como una diosa con su traje elástico. Su vientre se hinchaba delante de ella mientras me ayudaba con la corbata.

—Sé que es duro —dijo Angela—, pero te vas a sentir muy bien cuando termine.

—Esto no es una clase de yoga, Angie — dije, inexpresivo, pero luego me mordí la lengua.

No, no era yoga. Era una misión suicida con mi maldita madrastra.

Todo fue idea de la Dra. Elmore. Dado que el alcohol había desempeñado un papel tan importante en mi caída, pensó que debíamos incorporar algunos principios de AA en nuestras sesiones de terapia.

Uno de ellos era "hacer las paces"

Había reparado la relación más importante de mi vida: la que tenía con Angela.

Hubiera estado feliz con parar ahí, pero la Dra. Elmore no lo permitió. ¿Con quién más me había pasado por mi relación con el alcohol?

En el mismo momento en que ella me lo preguntó, lo supe. Con Penny.

Angela me había animado a que me pusiera en contacto con ella.

Tenía la sensación de que Penny no era del tipo que espera una disculpa formal interminable. Mientras dejara de tratarla como una mierda, podríamos vivir el resto de nuestras vidas perfectamente bien.

Pero después de todo lo que Penny había hecho, después de toda la mierda que le había hecho pasar... supuse que se merecía algo mejor que eso.

Pero eso no significaba que tuviera que gustarme la idea.

—Gracias por... animarme —conseguí decirle a mi mujer. Después de decir eso sentí como si me arrancaran una banda de cera tibia,, pero esto era algo más a lo que debía y quería acostumbrarme. Expresar gratitud.

Me regaló su radiante sonrisa.

—Hasta luego, Ángel —dije, inclinándome para besarla—. Estaré en casa para la cena.

PENNY

Comprobé mi reloj por enésima vez.

Sí, todavía faltan dos minutos para las cuatro.

Suspiré, mirando por la ventana del café.
Había escogido un lugar justo al lado de la puerta, por si acaso tenía que huir rápidamente.

—¿Qué puedo ofrecerle hoy? — preguntó el camarero. Una pregunta bastante inofensiva, pero aún así me hizo saltar.

—Solo agua por ahora — dije—. Estoy esperando a alguien.

Cuando Xavier me pidió que me reuniera con él en privado, no tenía ni idea de qué esperar. Obviamente no era por negocios, y de ninguna manera era por placer.

Me removí en mi asiento.

Ver a Xavier en privado me puso nerviosa.

Parecía estar avanzando honestamente hacia la aceptación de sus demonios. Pero eso no borraba su corta mecha y su historial de arrebatos repentinos.

UNA PROPUESTA INMORALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora