XAVIER
—¡Cariño! —Angela me llamó desde la cocina.
Me estaba quitando los zapatos de trabajo cuando ella llegó corriendo, con el vestido y el delantal sueltos y arrastrando las zapatillas, casi tirándome al suelo.
Su entusiasmo me hizo sonreír, incluso después de uno de los días de trabajo más largos de mi vida.
El jazz estaba sonando en la cocina. Olí algo delicioso. Sabía que era su famosa lasaña.
—Alguien está muy feliz de verme —observé.
La rodeé con mis brazos y respiré el dulce aroma de su champú.
—Tan feliz... —respondió ella—. ¡Ha sido un día de locos!
—Yo podría decir lo mismo —refunfuñé.
Me cogió por los hombros y me miró de forma analítica. Sabía que quería escuchar lo que me molestaba...
Pero contarle el largo día en la oficina sería como revivirlo todo de nuevo.
No quería pensar más en Penny, revoloteando fuera de mi oficina como un abejorro, esperando lo peor.
Y buff, era igual de doloroso pensar que por la tarde, Henry entró en la oficina de Knight Enterprises como si fuera el dueño del lugar, preguntando por mí como si hubiera comprado el otro setenta por ciento de mi compañía.
Sólo el recuerdo me hizo estremecer.
No me atreví a igualar el entusiasmo de Angela. Me dirigí a nuestro dormitorio para cambiarme el traje.
Quizá si me pusiera algo más cómodo, me sentiría más a gusto.
Me siguió los pasos, esperando mientras me ponía el pantalón de deporte.
Cuando me vestí, resoplé y me dejé caer sobre la cama. Angela se acurrucó a mi lado. Rodeé su cálido cuerpo con mis brazos.
Besé sus mejillas hasta llegar a sus labios.
—¿Estás bebiendo vino? —pregunté.
—Sí —dijo con una sonrisa, besando mi sien—, y la cena está casi lista.
—Mmmmmm.
—Quizá te sientas mejor después de comer —sugirió—. Además Xavier, ¡deberías leer los diarios de Brad! Leí algunas páginas y me dejaron boquiabierta. Me sentí tan cerca de él.
Fruncí el ceño.
—No sé...
Todavía era demasiado pronto para mí. No creo que pudiera soportar el dolor de sentirme cerca de él, sabiendo que nunca volveríamos a estar juntos físicamente.
Angela no me presionó. Pasamos al comedor, donde la mesa ya estaba puesta. Largas velas parpadeaban en sus soportes de plata sobre un impoluto mantel blanco.
Sabía que debía sentirme agradecido, pero no podía evitar la sensación de que Knight Enterprises estaba a punto de ser robada.
ESTÁS LEYENDO
UNA PROPUESTA INMORAL
RomanceXavier Knight tiene claras que dos cosas garantizan la excitación de una chica: los coches deportivos y el dinero. Él tiene ambas. Cuando un escándalo le obliga a casarse con Angela Carson, una don nadie sin dinero, deduce que es una cazafortunas y...