XAVIER
¿Qué coño es eso? Abrí los ojos, aunque mi cuerpo me pedía a gritos que me volviera a dormir. Parecía que me había metido en la cama hacía unos minutos.
Miré a mi lado, donde siempre había una u otra joven. Pero estaba vacío.
Intenté devanarme los sesos durante un tiempo. ¿Qué hice anoche? Vi mi teléfono, pero estaba al otro lado de mi habitación, en la mesa de centro junto al sillón. Eso era mucho más lejos de lo que estaba dispuesto a moverme para encontrar respuestas.
Piensa, me ordené a mí mismo. Anoche fue la exposición de arte. No, tacha eso. La exposición de arte fue el jueves por la noche.
Anoche... anoche no salí de la oficina hasta tarde. Y cuando salí, fui directamente a Hatchback. Sí, claro. Ese era el bar en el que había quedado con Graden para la hora feliz hace unas semanas.
Pensé en pasarme por allí, tomar un par de copas "o un par de copas más, debería decir" y ver si esa camarera con hoyuelos estaba trabajando. Ayer había abierto mi bourbon de la oficina temprano.
Necesitaba algo que aliviara la banalidad de la reunión de la junta directiva que tenía a última hora de la tarde.
Llegué a Hatchback ya cargado, teniendo que sostenerme en la barandilla para bajar las escaleras del interior. Me acerqué a la barra, apoyé las manos en el mostrador y me puse de pie.
Vi una camarera morena, dos camareras morenas... ah, la tercera camarera morena fue la ganadora.
Era la chica a la que había dejado mi tarjeta, la del acento sureño.
La miré fijamente hasta que me devolvió la mirada y, cuando lo hizo, sus hoyuelos saltaron. Definitivamente estaba sonriendo. -Sr. Knight.
—He venido a buscarte —dije, sin pestañear. Si algo sabía sobre las mujeres, era que había que ser directo. A ellas les gustaba, y me llevaba más rápido a donde quería estar.
—¿A sí? —preguntó ella, con las pestañas revueltas—. Esperaba que vinieras a retirar tu tarjeta, pero supongo que tu asistente la cogió por ti.
—Marco. —Asentí con la cabeza—. Él se encarga de arreglar mis líos.
—A mí no me parece que estés en ningún lío —dijo ella, jugando con su collar en su escote.
También.
Fácil.
Le pregunté a qué hora terminaba su turno, y me dijo que tenía que comprobar el horario, pero que estaba en la oficina de atrás, y que si quería ir a mirar con ella.
Para cuando nos tomamos unos cuantos chupitos y nos volvimos a poner la ropa, ya había bebido suficiente whisky como para impresionar a un soldado irlandés.
Este maldito ruido.
Eso fue todo. Me quité las sábanas de encima, sin importarme que estuviera con los calzoncillos había dormido. Salí al pasillo y volví a escuchar el sonido.
Pero no había nadie.
Era como si mi mente me jugara una mala pasada. Me acerqué a la cocina, pero definitivamente no había nadie. Di un paso alrededor de la isla... y fue entonces cuando la vi.
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UNA PROPUESTA INMORAL
RomanceXavier Knight tiene claras que dos cosas garantizan la excitación de una chica: los coches deportivos y el dinero. Él tiene ambas. Cuando un escándalo le obliga a casarse con Angela Carson, una don nadie sin dinero, deduce que es una cazafortunas y...