XAVIER
~¡Ring! ¡Ring!
El sonido continuó mientras me abrochaba los pantalones.
—¡Un puto minuto! —grité, tratando de reacomodar el bulto en mis pantalones para que se notara menos.
—Xavier —protestó Angela—. ¿Y si es... algo importante?
Me até una sudadera a la cintura para ocultar mi erección.
—Me importa una mierda.
Finalmente, el vestido de Angela estaba en orden, y yo también estaba decente. Ella negó con la cabeza, tan frustrada como yo por la interrupción. Puse mi mano en la parte baja de su espalda, y juntos nos dirigimos a la puerta.
Abrí la puerta de golpe y no intenté disimular mi desagrado por la persona que teníamos delante.
—Henry —escupí—. ¿Qué cojones estás haciendo aquí?
El bufón iba vestido de lo más repipi, como si hubiera navegado hasta nuestro ático desde los Hamptons.
Llevaba una botella magnum de champán Dom Perignon vintage en un carrito de plata.
—¿Y qué demonios vamos a hacer con eso? —pregunté, antes de que pudiera responder.
Mi primo frunció el ceño ante mi brusquedad. A mi lado, Angela se cruzó de brazos.
—Hola a ti también, querido primo —dijo sarcásticamente—. Te he traído un regalo. Es para los dos. Lo habría llevado a la boda, pero no me invitasteis.
—Era una ceremonia íntima —dije encogiéndome de hombros—. Pero si hubiera recordado que eras tan fiestero, tal vez habría hecho una excepción.
—Mira, hombre. Piensa en ello como una ofrenda de paz. Siento haberte incitado en los Hamptons, y me alegro por ti y por tu mujer. Realmente lo hago.
Henry suspiró. Estaba claro que le incomodaba disculparse, y se notaba que Angela apreciaba el gesto.
Pero no me convencí tan fácilmente.
Recordé lo que dijo de Angela en los Hamptons que me hizo estallar en su cara. Que era una novia por correo. Una prostituta. No, un hombre como Henry no cambiaba de opinión por la bondad de su corazón.
Estaba aquí porque quería algo.
—No sé, Gallina —empecé, usando el apodo de la infancia que siempre le hacía retorcerse. —Siento que esto tiene menos que ver con la boda y más con la voluntad de mi padre.
Levanté una ceja al ver al pequeño bastardo engreído.
—Admito —reveló Henry—, que los sentimientos de mi familia se vieron heridos cuando nos enteramos de que nos habían dejado fuera del testamento de Brad. La tía Heather, especialmente.
Pensamos que sería una buena idea que viniera a hablar contigo, sólo para asegurarnos de que no hay ningún... rencor ni nada, entre Knight Enterprises y nosotros.Sentí que mi sangre comenzaba a hervir. Henry era igual cuando mi padre estaba vivo. Siempre fue un hijo de puta carroñero, tratando de aprovecharse de nosotros. Tal como sospechaba, le importaba un bledo la muerte de mi padre.
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UNA PROPUESTA INMORAL
RomansaXavier Knight tiene claras que dos cosas garantizan la excitación de una chica: los coches deportivos y el dinero. Él tiene ambas. Cuando un escándalo le obliga a casarse con Angela Carson, una don nadie sin dinero, deduce que es una cazafortunas y...