Capítulo 20: Todo por ti

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ANGELA

—...y entré y ella estaba en el mostrador, ¡besándose con MI HERMANO!

—¡NO! —Dustin se detuvo en seco, con los ojos tan abiertos como los míos.

—Lo sé —dije, queriendo contarle también lo que había visto con Xavier pero sabiendo que no podía. Dustin seguía pensando que Xavier y yo nos amábamos.

Estábamos en Soho 149, una de las galerías más exclusivas de la ciudad, preparando la exposición de Dustin de esa noche. Yo le ayudaba a descargar cuadros de la furgoneta de alquiler y mientras le revelaba lo que había visto entre Em y Lucas el día anterior.

—¿Qué te han dicho?

—¡Nada! —exclamé, aún sin creérmelo del todo.

Mi mejor amiga y mi hermano. ¿Cuánto tiempo me habían estado mintiéndome al respecto? ¿Se besaron en mi boda? ¿En mi graduación universitaria?

Parecía una traición cliché, de esas que solo ocurren en las películas.. —Estaba tan sorprendida que salí corriendo.

—¿Han intentado llamarte?

—Em me ha llamado, como seis veces. Y Lucas ha dejado un par de mensajes de voz. Pero todavía no sé qué decirles.

—Bueno, ¿Cómo te sientes? —preguntó, y caí en la cuenta de que podía haber un mundo en el que no estuviera enfadada. En el que estuviera feliz de que dos de mis personas favoritas se encontraran.

Pero seguía siendo extraño.

—No lo sé.

Sacamos los dos últimos cuadros envueltos en burbujas del maletero y los llevamos a la galería, colocándolos en las mesas junto a los demás. Había doce en total, pero no pude ver ninguno de ellos bajo las capas protectoras de plástico.

—¿Podemos desenvolverlos? —pregunté.

Ahora caminaba por el local, mirando de pared vacía en pared vacía. Era una galería bastante grande, con una disposición de concepto abierto que utilizaba pilares para darle forma. Las paredes eran blancas y los suelos de madera, supongo que para que toda la atención recayera en la obra del artista.

—Primero quiero concretar la secuencia —respondió, todavía analizando las paredes.

Me di cuenta de que estaba nervioso, aunque seguía actuando con la misma seguridad de siempre. Desde el momento en que llegamos a la galería y conocimos al Sr. Johnson, el propietario, hasta ahora, había estado apretando los puños y golpeando lentamente sus piernas con ellos.

—Va a ser increíble —dije, acercándome hacia él...

Le puse una mano en el hombro y apreté. Me miró y sonrió, y luego se giró hacia las paredes.

—Estoy pensando en que empecemos en blanco y negro y dejemos que se desborde en el color, y luego para el final, darle una escala de grises. Como una metáfora. Reglas, caos, y luego la comprensión de que ninguno existe sin el otro.

Me quedé atónita. ¿Quién sabía que Dustin Stirling era tan elocuente?

—No tengo ni idea de lo que has dicho, pero suena muy bien.

UNA PROPUESTA INMORALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora