ANGELA
De pie en una sala de reuniones de la revista Vague, podría decir que no me he sentido tan intimidada desde... nunca.
Literalmente, nunca.
Había visto a muchas chicas preciosas y mujeres despampanantes. Pero el grupo que tenía delante estaba a otro nivel.
Eran más que supermodelos. Eran los hombres y mujeres que elegían a las supermodelos.
Me pasé las manos por la falda del vestido para limpiarme las palmas sudorosas.
Xavier me había ayudado a elegir mi atuendo, y me alegré de que alguien con un gusto impecable hubiera aprobado mi look. Llevaba un vestido rojo estructurado con cuello de tortuga.
Era ajustado, pero no apretado. Seguro, pero no llamativo. Sexy, pero no guarro.
Xavier me aseguró todo esto.
Mi pieza estrella eran mis zapatos. Eran unos zapatos negros de tacón de aguja con un diseño asimétrico. Uno tenía un lazo de cinta translúcida en el arco del pie y el otro en el talón.
Me mantenía firme, aunque me temblaran los talones.
—Así que —empecé, ya maldiciéndome por mi débil entrada en el campo—. Gracias por recibirme. Estoy emocionada de compartir mis ideas para la Gala.
Hannah Flintour me miró con el ceño fruncido. Sus ojos estaban ocultos por las gafas de sol, pero su rostro delataba su desagrado.
Pulsé el pequeño mando y apareció la foto de Lady Gaga con el tocado. Luego la pasarela de Alexander McQueen. Había elegido las mismas imágenes que le había mostrado a Zoe.
Entonces llegué a la última diapositiva:
EL FUTURO DE LA MODA
—En la Gala de este año, imaginaremos lo que será. Nuestros invitados revelarán el futuro innovador que ellos imaginan. Pronuncié las líneas que había ensayado en mi espejo.
—Será una noche para mirar hacia adelante. Juntos, crearemos “El futuro de la moda”.
Una vez pronunciado mi discurso, sonreí a las caras que me rodeaban, sin aliento y con esperanza.
Pero los editores de Vague no mostraron ningún indicio de entusiasmo. Sus rostros eran tan planos como el papel que barajaban en sus manos.
Tragué saliva.
Fue Hannah Flintour quién habló primero.
—Es algo así como la fiesta del jardín de Vague de hace dos veranos. La llamamos “La moda del futuro”.
Su respuesta no mostró ningún tipo de emoción, pero sabía que era un golpe devastador.
¿Cómo he podido ser tan idiota? No había investigado. Ni siquiera conocía los otros temas que Vague había utilizado en el pasado.
—Oh —dije, revolviéndome. Me negaba a creer que acababa de perder mi oportunidad. ¿Pero qué otra cosa podía decirles?
¿Qué otra cosa podría impresionar a los magnates de Vague? ¿Qué podría ser más impactante?
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UNA PROPUESTA INMORAL
RomansaXavier Knight tiene claras que dos cosas garantizan la excitación de una chica: los coches deportivos y el dinero. Él tiene ambas. Cuando un escándalo le obliga a casarse con Angela Carson, una don nadie sin dinero, deduce que es una cazafortunas y...