Capítulo 90: El acuerdo perfecto

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ANGELA

Era el día de mi boda.

Otra vez.

Aislada en mi camerino, en ropa interior.

La última vez que me puse un vestido de novia, estaba rodeada de gente.

Cuando caminé por el pasillo, había una multitud a mi alrededor. Había mirado a Xavier en el altar y me había comprometido a estar con él en la salud y en la enfermedad, y me había quedado completamente sola.

Hoy no me iba a casar con Xavier.

Me iba a casar con él.

No era un intercambio, sino una promesa. Sinceramente, lo que le prometía a Xavier no era diferente de lo que ya habíamos hecho. ¿Estar ahí a pesar de las pruebas y las tragedias? Ya lo habíamos hecho.

Entre mi padre y el suyo, los accidentes de avión y los socios comerciales agresivos, habíamos tenido suficientes pruebas y tragedias para toda la vida.

Me di cuenta de que cuando Brad falleció, el acuerdo falleció con él.

Ya no había nadie a quien decepcionar y no quedaban facturas de médicos por pagar.

La red que había cosido, atándonos a Xavier y a mí, se había desenredado, así que había llegado el momento de hacer el nudo.

Era el momento de despojarnos de nuestras inseguridades como una segunda piel. Era el momento de decir "sí, quiero" y de hacer lo que fuera necesario para que nuestro amor sobreviviera.

Me puse mi vestido de novia.

Era un magnífico vestido de organza con textura, con un corpiño drapeado adornado con delicados encajes.

Miré mi reflejo.

Me pareció... impresionante.

Pero, a diferencia de la última vez, seguía pareciendo yo.

Llevaba un vestido de novia, no un disfraz.

Subí las escaleras desde la cubierta inferior hasta la enorme sección principal del velero.

El verano había llegado y su brisa nos impulsaba a través del puerto de Nueva York. Mi padre nos esperaba, con la puesta de sol resaltando su resplandeciente rostro.

Me di cuenta de que no era sólo la primera boda real para mí, sino también para él.

Papá me rodeó la cintura con su brazo y me acompañó al altar.

Mientras miraba las caras por las que pasaba, esbozaba la mayor de las sonrisas.

Todo el mundo a mi alrededor sabía qué ingredientes me gustaban en la pizza, qué aspecto tenía antes de saber maquillarme y que quería a Xavier más que respirar.

Em me sonrió, con su barriga de embarazada abultada en su vestido de raso.

Dustin sonrió y señaló a Danny, diciéndome: —¡Está muy bueno!.

UNA PROPUESTA INMORALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora