A su compañía y acercamiento se estaba acostumbrando; pero la manera en cómo lo miraba en ese instante plus su sonrisa y movimiento insinuador, lo traicionaron.
Terruce comenzó a ponerse nervioso y el corazón a latirle muy rápido, ¡tanto! que creyó que Cande lo estaba escuchando y que aún así, piedad no iba a tener para con él porque la mano de ella se dirigió a su pecho.
De la aletilla de su camisa polo, ella agarró las gafas de sol que ahí se hubieron colocado y se las puso, pudiendo ver el hombre tras la oscuridad de los lentes: unos hermosos y pícaros ojos que se conjugaron con las palabras que salieron de una invitadora boca:
— Pero, oye...
La pregunta que él esperaba jamás llegaría porque se la cambiaron por la siguiente:
— Aquel hombre ¿era guapo?
Cande parecía gozar de la tortura que lo estaba siendo víctima.
En cambio, Terruce habiendo posado sus ojos en los labios de ella, titubeante decía:
— N-no... pero... — optó por mirar a otro lado, — después supe que al poco tiempo de haber salido yo de su vida, comenzó a hacer muchísimo dinero y con ello...
— ¡¿... se operó?!
Cande, sorprendida, dio un paso hacia atrás ante la posibilidad.
De su cara e intervención, el guapo técnico sonrió diciendo:
— Lo dudo, ya que hace poco tiempo que fui por una mercancía a Connecticut lo vi y...
— ¿Qué sentiste?
— ¡¿Yo?! —, Terruce se turbó totalmente con la pregunta. — ¿Qué tenía que haber sentido? ¿Celos porque iba muy bien acompañado?
El gesto que él le dedicó la hizo pedir afirmación:
— ¡¿De verdad los sentiste?!
— Por supuesto que no, aunque...
Para serle sincero sí los estaba sintiendo por Archivald, pero debido al tiempo que éste disfrutara de ella que instaba:
— ¿Qué?
— No te parece que por hoy... ¿han sido demasiadas preguntas?
— Sí, tienes razón; pero sólo contesta una más.
— Ninguna. Tú misma lo dijiste.
— ¡Pero no es justo que me dejes con la curiosidad!
— Tú tampoco me diste tiempo para preguntarte más.
Chiquillamente, la rubia torció la boca; y mirándolo con coqueta astucia diría:
— Que me estás obligando a aceptarte una nueva invitación a salir, ¿eh?
Escucharlo de ella, consiguió que él sonriera y afirmara:
— ¿Lo harías?
— Oh sí; porque a mí no me vas a dejar con la intriga de saber más.
— Entonces, tú pon el día y la hora. Para ti, yo soy materia dispuesta.
— ¿Mañana en mi casa? Y yo te invito a cenar.
— Con la condición de llevar yo el postre.
— ¡De acuerdo!
Quitadas las gafas, ella las devolvió al lugar de donde las hubo tomado: la aletilla, para decir:
ESTÁS LEYENDO
Oculta Pasión
FanfictionEl amor es así: reservado; y él, además de escondido, lo tenía por ella, la cual con solo mirarla lo hacía temblar. Qué será cuando estén frente a frente. Escrita y primera vez publicada: Febrero, 2014. Reedición y republicación: Junio 2023.