Seguidamente de haber estado a lado de Neil por lo que fueron dos horas, con la excusa de sentirse cansada, Cande rechazó el ir a tomar una copa al bar.
Y precisamente el rechazado Legan la acompañó hasta la habitación, regresándose él a aquel lugar e yendo ella directo al teléfono para volver a llamar a Terruce.
Según su reloj eran las once de la noche, medianoche en el Este; entonces...
— ¡¿Por qué demonios no contestas el maldito teléfono?! — gritó más de miedo que de enojo.
Para relajarse, la rubia fue al baño, y abrió el grifo.
Conforme la tina de hidromasaje se llenaba, la fémina comenzó a deshacerse de sus prendas.
Una vez que el jacuzzi contuvo agua suficiente, ella ingresó para quedarse ahí un buen rato.
Cuando salió envuelta en un albornoz de color blanco, Cande se dio cuenta que Neil ya había ocupado la cama vecina.
Ella sonrió de la manera en como su amigo hubo quedado. Sin embargo...
— Pensé que nunca ibas a salir del baño.
Lo obvio se preguntó:
— ¿Es que estás despierto?
— Sí —, él se levantó.
Porque Legan trastabilló, se quiso verificación de lo visto:
— ¿Neil, estás ebrio?
— El barman... —, el hombre hipeó y pidió: — perdón; me invitó un trago que frente a mí hubo preparado y...
Como un divertido borracho, el abogado hubo caminado hacia el privado.
En su azulejado interior, Legan también se tomó su tiempo.
Pasada la guarapeta, él salió aseado y también en bata viendo a su amiga sentada en el sillón y con el teléfono en la mano; acto que le molestó de sobre manera y así mismo sonó al decir:
— ¡El hecho de que lo estés sosteniendo, no servirá para que él responda!
Atrapada la indirecta, Cande, sin mencionar palabra, se puso de pie para ir a dejar el aparato adonde pertenecía.
Consiguientemente, ella se giró para ver a Neil ocupar la silla enfrente de un escritorio sobre el cual se puso un portafolio que se abrió para sacar unos documentos.
Conforme éstos, uno a uno, iban saliendo, ella se acercó a abrazar a su amigo, darle un beso en la mejilla y decirle:
— No te enojes conmigo.
— ¿Quién dice que lo estoy?
— "Quién dice que lo estoy"
Ella remedó su voz riéndose del gesto de Neil que golpeteó ligeramente el dorso de una mano que yacía en su pecho.
— Sabes que te quiero, ¿verdad?
— Lo sé — contestó el abogado volviendo a su seriedad.
Cande para hacerlo relajar comenzó a decirle al oído:
— Que eres muy importante para mí.
— Ajá — se musitó.
— Y que cualquier cosa que me pidas... haré
Touche, silly! Justo lo que Neil quería oír para sonreír y preguntarle:
— ¿Lo que fuera?
— Sí.
— Entonces...
La silla se dejó.
Al estar de pie y de frente, las manos se hicieron de unas jaretas y éstas se liberaron de su nudo diciéndose:
— Haz conmigo el amor.
Más rápido que el desenfunde de una pistola de un vaquero del oeste, Neil se hizo de la cara y boca de Cande la cual a la cama más cercana tumbaron, diciendo ella al zafarse de un urgente beso:
— No, Neil.
— ¿Por qué no?
Encima de ella, él ya la besaba por el cuello; y su mano se posaba de un seno para acariciarlo y también torturarlo más no cesando de decir:
— ¿Por qué tú no puedes tener un momento de diversión? ¿O crees que Terruce no lo está teniendo? Entonces ¿por qué no te contesta? No lo hace porque de seguro está retozando en la cama de esa mujer o a saber de quién más; y tú aguardando despierta por él.
— ¡No es verdad!
Con todas las fuerzas que tenía, Cande, después de haber peleado, pudo salir de debajo de Neil que la retaba:
— ¿Qué tanto lo conoces?
— ¡Te puedo asegurar que mucho! ¡Él no es como piensas que es ni como muchos hombres lo son! ¡Así que, no vuelvas a intentar lo que hiciste!
La rubia ya había cubierto su cuerpo.
— ¡No acabes tan estúpidamente con una amistad como la nuestra!
— Tienes razón.
En cuestión de segundos, Neil reaccionó y se puso de pie para dirigirse a ella y darle un beso en la mejilla y pedirle:
— Perdón. Me dejé llevar por...
— ¡El maldito alcohol!
No, habían sido los celos que también él sentía, pero dijo: — Sí — porque no podía revelarle que en su mente se había hecho una imagen de los dos haciendo el amor en su oficina; y eso lo hubo torturado todo el día.
— Por favor, Cande. Perdona y olvida este exabrupto de mi parte y... descansemos. Mañana... hay que levantarse temprano y...
Neil ya había ido a apagar la luz viéndolo Cande acostarse también.
Ella lo haría, desconociendo su amigo, la gran duda que había sembrado en su ser.
Por eso el sueño no podía conciliar; por estar pensando en Terruce, pero negándose a que estuviera portándose mal y que por ese motivo no hubiera respondido.
Aunque la idea de que algo malo le hubiera sucedido al tener la amenaza del marido de su ex marido, estaba peor que la primera opción y que la angustiaría más porque al siguiente día...
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Oculta Pasión
FanfictionEl amor es así: reservado; y él, además de escondido, lo tenía por ella, la cual con solo mirarla lo hacía temblar. Qué será cuando estén frente a frente. Escrita y primera vez publicada: Febrero, 2014. Reedición y republicación: Junio 2023.