Con sus debidas prendas puestas, ya se veía a la pareja: ella en la cocina y él sentado en el comedor revisando el aparato electrodoméstico al que se diagnosticó como quemado.
— Pero aun así ¿tiene solución?
— Podría, sí. ¿Tendrás un desarmador a la mano?
— ¿No importa el tamaño?
— De preferencia si lo tienes pequeño.
— Debajo de la mesa de centro —, ahí en la sala — hay un cajón; y adentro puedes elegir el que te sirva.
Terruce se puso de pie para ir por ello; y porque sobre el mueble señalado estaba su bolso, antes de imaginarse a un ladrón intentando arrebatarle su prenda, él quiso saber:
— ¿Qué le pasó a tu bolsa?
Yendo a la mesa y llevando la cena, Cande lo enteraba:
— Ah, una "graciosa" mujercita, caminando por la calle, lo rasgó según ella dizque "accidentalmente"
— ¿Es caro? — lo hubo preguntado al observarse el gesto expresado — porque pudiste haberle exigido que te lo pagara.
— No es lo monetario, Terruce, sino lo sentimental. Era un recuerdo. Otro obsequio del señor Andrew.
— Oh, entiendo.
El hombre se dispuso a buscar lo que había solicitado oyendo a la rubia:
— Pero ya que me diste tu consejo, se lo deberías decir a ella también.
— ¿A quién?
Con un objeto en la mano, un gesto se frunció de camino a su asiento.
— A la mujer esa que lo hizo. Después de nuestro amigable altercado, pasó a preguntar por ti —, lo miraría a los ojos para preguntarle: — ¿no saliste a atenderla?
Sabemos que sí pero él diría:
— No.
— ¿Por qué? — ella se interesó, devolviéndole Terruce la cuestión:
— ¿Te dijo algo que te molestara?
— Al contrario... —, lo invitó a sentarse, — creo que fui yo más ruda con ella.
— ¿Llevaba cabellos cortos, algo disparejos y rojos?
— Sí. ¿Quién es?
— Susana
— ¡¿En serio?! — Cande mostró sorpresa y mofa. — ¡Vaya! Casi la agarro a golpes y yo sin saber que... ¿es mi rival de amores?
La burla no le causó mucha gracia y él lo dejaría en claro:
— Ella no lo es. De eso puedes estar segura.
— De acuerdo. Voy a creer en ti.
— Si es así... — con valor él le diría: — entonces debes saber que la invité a salir.
La respuesta de Cande consistía:
— ¿Lo hiciste antes o después de lo que ha sucedido entre nosotros?
— Fue ese día que te encontré besando a Neil.
— Pero te dije...
— Sí, lo sé. Pero fue debido a un estúpido arrebato de celos.
— ¡Pues muy mal hecho, jovencito! — ella lo reprendió. — ¡Eso no se hace!
— ¿Tener celos de la mujer que amo?
Él extendió su mano a la rubia que le entregó la suya aclarándole:
— El invitar a salir a otra sólo por despecho.
— Tú tuviste la culpa —, él la abrazó por la cintura.
— Con culparme —, la mujer le acarició el rostro, — no te librarás del castigo.
— ¿Ya vas a privarme tan pronto de lo que me has dado y que además de gustarme, me enloquece?
Cande rió al recordarle sus palabras dichas. Sin embargo, aclaraba:
— Tu castigo será... cumplir con esa extrovertida mujer.
— ¡¿Qué?!
De la inesperada reacción y noticia, Terruce abruptamente se hubo puesto de pie.
Y ni por muy grandote que estuviera, ella cedería en su mandato:
— Irás con ella adonde le hayas prometido ir.
— ¡Pero...!
— Aunque a mí no necesitas comprobarme el hombre que sé que eres, demuestra que también tienes palabra y sabes cumplirla.
Abrazándola porque con eso le afirmaba que efectivamente no había errado en elegirla como la mujer de su vida, él inventaría excusas para hacerla desistir:
— Y si al salir con ella me pide un beso ¿se lo daré?
— Mi amor —, ahora se burlaría de él — ¿cuánto tiempo estuviste aguardando por uno mío que según tus confesiones... me quieres?
— Mucho.
— ¿Se lo darías a Susana de la cual quiero creer que no significa nada?
— Por supuesto que no.
— Entonces... ¡ve!
Sin embargo, él insistía:
— Y si al hacerlo ¿quiere abusar de mí? —, que era lo más factible porque Cande no se lo perdonó.
— Ah, entonces ella, además de darse cuenta que ya hay una "C" en cierto lugar que no se puede quitar tan fácilmente, sabrá quién es realmente Cande Ex White — que ni madre ni padre ni perrito que le ladrara tenía ya, riendo Terruce que decía:
— Pero muy pronto llevarás el Grantham
— ¿La "G" de tu tarjeta eso significa?
— Sí — él extendió su mano para decir: — Mucho gusto, mi nombre completo es Terruce Allen Grantham.
— Ah, pues el gusto ha sido todo mío —, posesiva repetiría: — ¡sólo mío!
En un beso que cada vez le subían de tono a su color, se envolvieron. Más, al separarse, él pedía afirmación:
— Cande, ¿hablas en serio?
— ¿De que eres mío?
— De que quieres que salga con Susana.
— ¡Claro! —, se mostró segura de sí misma, — porque debe empezar a haber entre los dos: confianza; y ésta última yo voy a dártela a ti. Pero eso sí —, siempre sí lo amenazaría: — cuando vuelvas de tu cita, pasarás por una muy meticulosa y completa revisión. Ahora cenemos — lo nalgueó para él tomar su lugar e ir ella al suyo — porque esto volverá a enfriarse y yo me muero de hambre; y aunque tú estás como para comerte corro el riesgo de que pongas muy gorda y no precisamente estoy hablando de comida, sino... de una cría.
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Oculta Pasión
FanfictionEl amor es así: reservado; y él, además de escondido, lo tenía por ella, la cual con solo mirarla lo hacía temblar. Qué será cuando estén frente a frente. Escrita y primera vez publicada: Febrero, 2014. Reedición y republicación: Junio 2023.