Pidiendo a todos los dioses del universo que no los hubiera escuchado, Terruce se acercó a ella devolviéndole el saludo:
— Buen día —. Y como era algo que le importaba saber, él cuestionaba: — ¿Cómo te fue?
— Bien. ¿Estás ocupado? — ella le preguntó al técnico; en cambio, a Bob y a Jimmy les envió sonriente, un hola de mano.
— No.
Antes de que el guapo hombre dijera nada...
— ¿Sabes, Terry?
El dueño se acercaría al escritorio para dejar su libro.
— Acabo de acordarme que tengo que llevar a papá al hospital. ¿Jimmy? — el cual seguía atorado.
— ¿Sí?
— Ven conmigo — se le pidió.
— ¡¿Yo?!
— Sí, tú.
— Está bien.
Malhumorado y con el cajón en el trasero, el chico se levantó haciendo reír a Cande de lo cómico que se veía caminando.
No obstante, las risas de la rubia cesarían al oírle cantar algunas líneas de la canción de Bésala de La Sirenita resaltando:
— Ella está ahí "parada" frente a ti. No te ha dicho nada aún pero algo te atrae. Sin saber por qué te mueres por tratar de darle un ¡BESO! ya.
— ¡Jimmy! — lo llamó Terruce poniendo sus manos en la cara.
El chico, por su parte, había subido el tono en la voz conforme salía de su caja...
— Si la quieres, si la quieres mírala. Mírala y ya verás no hay que preguntarle. No hay qué decir, no hay nada qué decir, ahora ¡BÉSALA! — desentonado, hubo gritado.
— ¡Te voy a golpear!
Con todos los colores en el rostro, se pedía al que hacía grandes esfuerzos por no reír:
— ¡Bob, ya llévatelo de aquí!
Aún de la oreja que pescaron, el jovencito estaba imparablemente burlón:
— SHA LA LA LA No hay por qué temer. No te va a comer, ahora bésala — se imitó el sonido de un beso. Luego murmuraba: – Bésala — y lo seguiría haciendo — bésala — hasta que Jimmy hubo desaparecido dejando a la pareja bastante apenada.
Pero los dos saltarían del susto cuando detrás oyeron fuertemente: — ¡BÉSALA!
No pudiendo contener ambos sus risas, ella exclamaba:
— ¡Qué chico!
Sintiendo un sudorcito por todo el cuerpo Terruce diría:
— Por favor, Cande, perdona sus irreverencias.
— Está bien — dijo la mujer tratando de controlar sus nervios.
En lo que los dos lo lograban, el silencio se hizo presente, irrumpiéndolo una cliente de la tercera edad la cual iba a preguntar si podían reemplazar una llave quebrada por una buena para que abriera una coqueta de nogal construida a finales de siglo XIX.
Aprovechando eso para escapar, a la rubia se solicitó un permiso yendo Terruce a atender a la otra mujer.
Mientras él lo hacía, Cande también husmearía por el lugar.
Desde muebles, relojes de caja y pared, cristalería, muñecas de porcelana hasta pequeños objetos que yacían sobre una extensa mesa, la fémina miró así como el guardapelo que frente a ella, llamó su atención.
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Oculta Pasión
FanfictionEl amor es así: reservado; y él, además de escondido, lo tenía por ella, la cual con solo mirarla lo hacía temblar. Qué será cuando estén frente a frente. Escrita y primera vez publicada: Febrero, 2014. Reedición y republicación: Junio 2023.