Capítulo 1: Parte B

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Habiendo sido auxiliada por la señora Pony que escuchara todo tras la puerta, la joven yacía acostada sobre su cama e increíblemente, conforme el abogado era informado de lo sucedido, ella no lloraba y segura respondería a la cuestión:

— ¿Qué piensas hacer?

— Firmar.

— ¿Y tu crío?

— Él o ella será solo mío.

— Si se entera, apelará.

— Que lo haga y veremos de qué lado está la ley cuando lo acuse por abandono de hogar.

Porque la vieron cerrar los ojos, el amigo, tomándole de la mano, le preguntaba con consternación:

— ¿Estás bien?

— Claro — ella sonó valiente. — Además, no puedo darme el lujo de no estarlo porque a partir de ahora, mi bebé me hará más fuerte.

Sintiendo un apretón sincero, del hombre el cual la acompañaba escuchaba:

— Te lo pregunto porque para mañana es la cita con el juez. ¿Podrás asistir o quieres que lo programe para después?

— ¡Sí que tiene urgencia por deshacerse de mí! — la enterada lo hubo pensado para sí, y a su amigo aclaraba: — Voy a terminar con esto de una buena vez. Así que, mañana quiero que vengas conmigo.

El abogado asintió; y porque la conocía, volvía a cuestionarla:

— ¿Quieres llorar?

Cande, al decir sí, se enderezó, se aferró fuertemente a él y comenzó a hacerlo, venciéndole más tarde un profundo sueño que se alargaría hasta el siguiente día.

Oculta PasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora