Pese a sentirse sumamente agotada, la rubia se despertó.
El hombre, que junto a ella yacía, seguía durmiendo plenamente, momento que se aprovecharía para levantarse, asearse, vestirse y preparar la cena que consistiría en una lasaña muy ligera.
Minutos después, un ruido provino de afuera.
Terruce abrió los ojos buscando inmediatamente a su compañera la cual donde yacía despotricaba al haber tirado un escandaloso trasto.
Atinando que él hubiera despertado, Cande por la habitación apareció para extender:
— Lo siento.
— ¿Estás bien?
— Sí. Sólo algo se me resbaló de las manos. ¿Quieres levantarte para cambiarte de ropa?
— Si me ayudas, por favor.
— Claro — dijo ella. — ¿Qué prendas deseas vestir?
— Esas yo las busco. No quiero ser el responsable de ¿que se queme la cena?
— ¡La cena! Tienes razón. Iré a verla.
Atendida y verificado que lo a degustar necesitaba más cocción, Cande regresó a la habitación para ayudarle a Terruce a lucir cómodo.
Posteriormente, el hombre fue llevado a la sala en lo que ella continuaba su tarea.
— ¿Quieres que te ayude? — él preguntó al verla poner la mesa.
— No, no es necesario.
— Entonces, ¿no te molesta si voy al balcón?
— Claro que no. Es más... yo te llevo.
Empujando nuevamente la silla de ruedas, ella los condujo hasta allá donde él pidió ser levantado.
Cande otra vez lo ayudó, oyendo a Terruce, luego de que él posara sus ojos en el horizonte:
— ¿Cuándo te gustaría que nos casáramos?
Abrazándose de su cintura y apoyando una mejilla en su pecho, ella diría:
— Cuando tú quieras.
Segundo siguiente de depositar un beso en la coronilla de la cabeza de ella, se proponía:
— ¿Un mes está bien?
— Bajo un día soleado como el de hoy, sí, me gusta la idea.
— Bien; entonces, desde hoy haz y gasta cuánto quieras.
— No empieces a consentirme que me vas a mal acostumbrar. Además... — sin dejar su embrace, Cande buscó sus ojos para preguntarle: — ¿dónde vamos a vivir?
Acariciándole su mejilla, Terry re preguntaba:
— ¿Dónde te gustaría?
— ¿Te sorprenderías si te digo que en ese lugar en Delaware al que me llevaste?
— ¿En serio? — Terruce sonrió.
— Sí. Ya me cansé de las ciudades y quisiera irme al campo. También quiero que nuestros hijos vivan allá.
— ¿Quieres tenerlos conmigo?
— ¿Tú no?
La rubia lo miró ciertamente extrañada, diciéndole él:
— Cande, ¡te amo tanto! — la abrazó fuertemente — que si por mí fuera te evitaría el más mínimo de los dolores. Pero si tú quieres...
— Sí, Terry, quiero. Quiero tener algo tuyo. Algo nuestro; algo que refleje el amor que me tienes y el que yo... ya comencé a sentir por ti.
Desde una carretera que se miraba a cierta distancia y desde el interior de un auto en movimiento, un par de ojitos traviesos, a través de la lente de una cámara de video, al ir viajando y atrapando recuerdos, captaba la imagen de una pareja envuelta en sus brazos y en un beso.
Beso que con el paso del tiempo, él, el chiquillo, al removerse en su asiento para reproducir lo grabado, dejándose atrás esa escena, ese edificio y la ciudad de Nueva Jersey, tomaría como ejemplo al percibirlo de lo más tierno, amoroso y prometedor, sabiéndose también ocultar la pasión que sólo podía desbordarse en dos en el momento de quedarse a solas.
Así era el ¡F i N! Le sigue el Epílogo; y después la sorpresa. ¡Espérenla!
ESTÁS LEYENDO
Oculta Pasión
FanficEl amor es así: reservado; y él, además de escondido, lo tenía por ella, la cual con solo mirarla lo hacía temblar. Qué será cuando estén frente a frente. Escrita y primera vez publicada: Febrero, 2014. Reedición y republicación: Junio 2023.