Capítulo 8: Parte H

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Alejado el auto de su amigo, Cande se dirigió hacia el local de antigüedades.

Bob no pudo atenderle porque había salido para ir a ver qué podía hacer por Terruce.

Con Jimmy, la rubia iba a entenderse.

— ¡¿Por qué le hizo esto?! — preguntó un alterado e indignado jovencito.

— Jimmy, de verdad, lo siento mucho.

— ¿Sabía usted que él odia la violencia? Y no porque sea un cobarde, sino porque él conoce su fuerza interna. Ha sido hombre de trabajos muy pesados. Pudo haber matado a su amigo y usted destruido al mío.

— A pesar de tu edad, dices las cosas muy directa y duramente. Y además de doler, me haces sentir mal y culpable. Así que, puedes recomendarle a Terruce que se olvide de mí —, además existía la posibilidad de tener una enfermedad mortal. Empero...

— ¡Qué fácil se le hace decir eso! Pero no puedo hacerlo porque entonces tendría que recomendarle que mejor se saque el corazón.

— Jimmy...

— ... y como usted me gusta para él y no la mujer de la estética, le lanzo este reto.

Cande sonrió de la perseverancia del jovencito al que le preguntaba:

— ¿En qué consiste?

— Demuestre que él la merece y usted a él. Pero si en este momento también me dice que mi amigo no le agrada en lo más mínimo, nos olvidamos de todo e inclusive de lo mucho que la ama.

— Jimmy, que me estás comprometiendo a...

— ¿... dar el primer paso? ¿y por qué no? Hoy iban a tener otra cita, ¿o no?

— ¿Te lo contó?

— No todo pero sí.

— ¿Y si no sale de la delegación?

— Bob fue a hacer todo lo posible para que sí.

— Entonces, ¿me avisas si llega?

— Yo sólo estoy aquí hasta las seis de la tarde. A partir de ahí, es trabajo de usted. Él vive arriba — dato que ella desconocía y que le serviría para...

Oculta PasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora