Exactamente a la una de la madrugaba, se presionaba un botón de elevador. El futuro ocupante, conforme daba un paso al interior, bostezaba grande y escandalosamente.
Las fiestas realizadas por Anthony Andrew —que en cada una de ellas, por ser mucho lo gastado, reducía su herencia—, cada vez le resultaban más aburridas. Lo mismo las mujeres, que según él, no tenían tema de conversación excepto hablar de los miles de dólares que llevaban puestos ya fuere en vestimenta, zapatos y accesorios.
Esas pláticas sosas lo hacían acordarse de su amada Cande.
— Si supieras cuánto te echo de menos, amiga. Si tan sólo estuvieras aquí, mi vida sería diferente, pero sé que eres feliz con quien elegiste serlo.
Apoyada su frente en una fría pared de metal, la punta de su zapato bien lustrado, él pateaba el mismo metal donde se reflejaba su persona frustrada pese a estar bien trajeada.
Con el anuncio del arribo al piso solicitado, Neil volvía a bostezar horriblemente. Sus ojos como sus pasos, reflejaban cansancio en lo caminaba por el pasillo.
Sin embargo, en el momento de estar abriendo la puerta de su elegante apartamento, el teléfono residencial empezó a timbrar.
Ese sonaba únicamente cuando de ella se trataba, por ende, Neil despertó y aceleró todos y cada uno de los movimientos realizados hasta alcanzar el teléfono y...
— ¡Justo en este momento estaba pensando en ti¡ ¡Cande de mi vida, vuelve a mí!
— ¡Neil, loco! ¡No seas tan ruidoso que te escuchará!
— ¡No me importa! — el abogado gritó desesperadamente. — ¡Moriré feliz en las manos de Robo-cop con tal de que me permita a cambio verte una vez más, aunque sea la última!
— Insisto. ¡Estás rematadamente loco!
— ¡Por ti, y eso siempre lo has sabido!
— Entonces, olvida que te llame.
— ¡No, no, no, no, no! ¡No me prives de tu voz, por favor!
De la manera tan ridícula y dramática que se escuchaba el abogado detrás de la línea, Cande sonría, a pesar de que frente a ella estaba Terruce, y por supuesto alcanzaba a oír los gritos escandalosos de aquel, que en ese momento, prefería no prestar atención, ya que realmente lo necesitaba. Una vez, ayudado, hablaría con él.
En ese instante lo hacía Cande pidiéndole un favor.
Con la seriedad escuchada, Neil dejó sus bromas a un lado para prestar atención a todo lo que se le compartía a través de la línea de teléfono.
En una pequeña libreta sacada del bolsillo de su chaqueta, él anotaría los nombres y la dirección de los padres de Terruce.
— ¿Tienes las escrituras a mano?
— ¡Claro! — dijo ella sabiendo estaban en poder de su esposo.
— Envíamelas por fax o escanéalas y me las mandas a este correo electrónico. Anota también.
— Okay — respondió ella viéndola Terry anotar la dirección.
Posteriormente, volvía a escucharla, pero en baja voz:
— Neil, ¿es posible que se herede en vida?
— No.
— Entonces ¿crees...?
— Que estén muertos. Pero, déjame lo averiguo y los mantengo informados. No te precipites. A lo mejor es como lo planteaste, y son simples regalos de su parte.
— Aun así, es mucho, ¿no te parece?
— Tienes razón. Pero de ya me pongo a trabajar. Ahora duerme y... saludos a Terruce.
Él, por haberlo escuchado, asintió con la cabeza y silentemente agradeció la ayuda.
Una vez que Cande devolviera el auricular a su lugar, se giró a Grantham para sonreírse y disponerse a descansar.
Sí, ya estando todo en manos de Neil, ella sabía que éste haría lo mejor para que su familia siguiera viviendo tranquila, cosa que así sería, ya que...
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Oculta Pasión
FanfictionEl amor es así: reservado; y él, además de escondido, lo tenía por ella, la cual con solo mirarla lo hacía temblar. Qué será cuando estén frente a frente. Escrita y primera vez publicada: Febrero, 2014. Reedición y republicación: Junio 2023.