Según el informante, en el río que se veía por el lado derecho, hacía muchos ayeres, ahí se había suscitado una batalla muy sangrienta entre gente blanca y roja.
Cande, —sin despegar sus ojos de ello—, iba imaginándosela exactamente como él se la iba describiendo.
Hasta los nativos le pareció verlos escondidos entre los bellísimos y frondosos árboles listos para atacar al enemigo que se acercaba.
No obstante, en el momento que eso iba a suceder en su mente, la dejarían en suspenso ya que el tren anunciaba su destino final: un condado rural de Delaware.
Para ayudarle a descender, inconscientemente, Terruce la tomó de la mano, sonriendo ella de la propiedad con que él lo hubo hecho.
Metros así lo hicieron; y al estar afuera de la terminal, la soltó para preguntarle:
— ¿Quieres conocer un poco la ciudad? — que justamente tenían al frente.
— Sí, está bien.
Con su aprobación, la pareja inició su recorrido diciéndose durante ello:
— Como podrás darte cuenta, muchas casas y ranchos mantienen su toque original.
— ¡Bastante antiguo!
— Así es.
— Hasta parece que estoy caminando en una calle de las de allá del Viejo Oeste y de pronto de aquel salón... —, la fémina lo apuntó sobre la avenida, — van a salir dos rudos vaqueros para enfrentarse en un duelo a muerte y poner al pueblo en silente tensión.
— ¡Sí que tienes imaginación!
— Algo. Además "mi otra profesión" me la exige.
— ¿Y cuál es?
— De vez en cuando, cuido niños o adultos mayores.
— ¿Para eso estudiaste?
— No precisamente
Con cierta melancolía, Cande hubo dicho y se paró frente a una mesa donde había bonitos artículos de madera; luego, no desaprovechó la invitación que se extendiera para entrar en el local.
Y así como ese, visitaron muchos más hasta que un estómago pidió... alimento.
Por ser de tripa exigente, a cada restaurante que veían y se sugería, la mujer decía "no".
Como las posibilidades ya se le habían agotado, se preguntaba:
— ¿Quieres que regresemos a casa?
— ¿Tú quieres?
— Si no hay nada que pueda satisfacerte, será lo mejor.
— Lo lamento.
— No, está bien — él estaba decidido a complacerle. Más de repente: — Creo saber adónde llevarte.
— ¿Ah, sí?
— Sí. A una granja orgánica. Te llevaré a la que esté más cerca. ¿Te parece o nos vamos?
— ¡Sí, me gusta tu opción!
— Bien; entonces...
Terruce miró hacia los lados, hizo memoria y le indicó el camino a seguir. Sin embargo, transporte público no encontraron.
Acordando, se aventuraron a pedir aventón a una troca que por ahí pasaba y la cual, después de haber viajado entre pacas de trigo, los dejó justo en el portal de una extensa granja que los trescientos sesenta y cinco días del año abría para todo el público.
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Oculta Pasión
FanficEl amor es así: reservado; y él, además de escondido, lo tenía por ella, la cual con solo mirarla lo hacía temblar. Qué será cuando estén frente a frente. Escrita y primera vez publicada: Febrero, 2014. Reedición y republicación: Junio 2023.